traducido por Federico Dilla
Emotional intelligence. How empathy can improve your relationships.
Posted on June 10, 2015 by mrm
Your shoes pinch me.
By Diego Larrea.
Participatory Management.
Everything we do is directly or indirectly related to each other, for better or for worse, because every step not only walk with our shoes but are influencing and creating conditions for walking outside.
But as we live in a highly individualistic era, believe that everything is more related to the "I" with the "we" and when we are there we questioned our seudoestabilidad turned upside down.
Blaise Pascal said that man is always ready to deny everything that does not understand and that is why we are convinced that we are open, empathetic, able to overcome many situations, but when we face our own insecurities and the person in front not processed the same way as we do, we feel so uncomfortable that we are able to tear our garments like the Incredible Hulk in full disposition.
Our justifications
Normally we have a perfect speech for our actions, also for our inactions, to justify our decisions to reshape our contradictions, for our successes and our failures, we built on us the most dense and intense you encebolladas layers believing that nothing and nobody can with us.
Probably be days, months, even years, and that character that we have designed will walk quietly by our routine life, but there will come a time that onion smell bad, and will begin to rot slowly without asking permission, and we ourselves who go out almost fired countless layers of those drowned in our own frustration and discord.
We are part of chess, we are a piece of a giant puzzle, and we are surrounded by people, we are not the only inhabitants of the planet earth, every movement does matter and every lace is unique. Our glasses do not always allow us to see reality, and many others whom we can not see in front of us.
Relational hearing loss is one of the great social ills of this world.
Our masks
We are magically poets of our actions, we described with phrases and questions the various situations both professionally and personally for us fit nicely into our "perfect" speech:
"How is it possible that what I said has not been solved your problem?"
"How is it possible to follow the same if things have spoken a thousand times?";
"I do not understand me";
"Why are you talking like that?";
"The things we made clear and every day comes with the same stories, and bored me";
"I've tried everything, but no way to reach an agreement";
"We see things differently always."
We believe our truth, our actions, our communication, but are unable to ask the other their shoes and walk with them for a day, and see life as he / she sees.
And I do not mean simply the story of Plutarch when he said: "Where my shoe pinches" Nobody can know but that which uses or Spanish proverb: "Do not know anyone until you have spent with him a bag of salt" .
Abandon prejudices
Think beyond, we are able to not putting our prejudices and judgments before sentencing and understand that many of the motors of our actions, decisions and projects are shared and no single person, living in a relational and not lonely world, like it more or less, and "how" do have a high level of decision-making influence, so if you care about your shoes, because their steps are also a product of my walk.
In these reflections to the story, Concepción Arenal, he said that when we do not understand one thing, it must declare absurd or superior to our intelligence, and usually, the first determination is adopted.
Let empathetic
And in that analysis we bring to Ms. Empathy distinguished by being a virtue whose value is directly related to our emotional intelligence probably true of all minds and talents we possess.
The essential characteristic of an intelligent person is their ability to understand the emotions of others. It does not seem conceivable that a person is really intelligent created when both dispenses with a mental mechanism that makes you understand the sensitivities, pain or suffering of others.
No matter how many academic degrees have that person, if he is not able to sense, perceive, recognize, realize, is you say, to put yourself in the place of another, it is certainly a limited person in their emotional and intellectual capacities, restricted only what you have learned in school, college or their social or family environment.
The other confronts us with our own mirror, with the good and the bad. The important thing is to have the ability, talent and humility to listen to his own mouth, looking at us with his own eyes, hear his own ear and especially walk their own shoes even if we tighten and trastabillemos us to start walking.
Diego Larrea
Inteligencia emocional. Cómo la empatía permite mejorar tus relaciones.
Tus zapatos me aprietan.
Por Diego Larrea.
Management Participativo.
Por Diego Larrea.
Management Participativo.
Todo lo que hacemos esta directa o indirectamente relacionado con los demás, sea para bien o para mal, porque cada paso que damos no solo caminamos con nuestros zapatos sino que estamos influyendo y creando condicionantes para el andar ajeno.
Pero como vivimos en una era altamente individualista, creemos que todo está más relacionado con el “YO” que con el “NOSOTROS” y cuando el nosotros nos cuestiona es allí que nuestra seudoestabilidad se trastoca.
Decía Blaise Pascal que el hombre está dispuesto siempre a negar todo aquello que no comprende y es por ello que estamos convencidos que somos personas abiertas, empáticas, capaces de sortear muchas situaciones, pero cuando nos enfrentan a nuestras propias inseguridades y la persona que tenemos enfrente no procesa del mismo modo que lo hacemos nosotros, nos sentimos tan incómodos que somos capaces de rasgar nuestra vestiduras como el Increíble Hulk en plena enajenación.
Nuestras justificaciones
Normalmente tenemos un discurso perfecto para nuestras acciones, también para nuestras inacciones, para la justificación de nuestras decisiones, para remodelar nuestras contradicciones, para nuestros éxitos y para nuestros fracasos, construimos sobre nosotros las capas encebolladas más tupidas e intensas creyendo que nada ni nadie podrá con nosotros.
Probablemente pasen días, meses, incluso años y ese personaje que nos hemos diseñado caminará plácidamente por nuestra rutinaria vida, pero llegará un momento que esa cebolla olerá mal, y comenzará a pudrirse poco a poco sin pedirnos permiso, y seremos nosotros mismos los que salgamos prácticamente disparados de esas innumerables capas ahogados en nuestra propia frustración y discordancia.
Somos parte del ajedrez, somos una pieza más de un puzzle gigante, y estamos rodeados por personas, no somos los únicos habitantes del planeta tierra, cada movimiento sí que importa y cada encaje es único. Nuestras gafas no siempre nos dejan ver la realidad, y muchas otras no nos dejan ver quien está delante de nosotros.
La hipoacusia relacional es una de las grandes enfermedades sociales de este siglo.
Nuestras máscaras
Somos mágicamente poetas de nuestros actos, describimos con frases y preguntas las diversas situaciones que tanto para lo profesional como para lo personal nos encajan muy bien en nuestro “perfecto” discurso:
- “¿Cómo es posible que con lo que yo le he dicho no haya podido solucionar su problema?”,
- “¿Cómo es posible que siga igual si las cosas las hemos hablado una y mil veces?”;
- “No me entiende”;
- “¿Por qué me habla así?”;
- “Las cosas las hemos dejado claras y todos los días me viene con las mismas historias, ya me aburre”;
- “Lo he intentado todo, pero no hay manera de llegar a un acuerdo”;
- “Vemos las cosas siempre de manera diferente”.
Estamos convencidos de nuestra verdad, de nuestros actos, de nuestra comunicación, perosomos incapaces de pedirle al otro sus zapatos y caminar con ellos durante un día entero, y ver la vida como él/ella la ve.
Y no me refiero simplemente al cuento de Plutarco cuando dijo: “¿Dónde me aprieta el zapato?” Nadie puede saberlo sino el mismo que lo usa o al proverbio español: “No conocerás a nadie hasta haber consumido con él un saco de sal”.
Abandonemos prejuicios
Pensemos mas allá, seamos capaces de no anteponer nuestros prejuicios y juicios antes de dictar sentencia y entender que muchos de los motores de nuestros actos, decisiones y proyectos son compartidos y no unipersonales, que vivimos en un mundo relacional y no solitario, nos guste más o menos, y el “cómo” lo haga tiene un nivel de influencia altamente decisorio, por lo tanto sí que importan sus zapatos, porque sus pasos también son producto de mi caminar.
En esas reflexiones para la historia, Concepción Arenal, decía que cuando no comprendemos una cosa, es preciso declararla absurda o superior a nuestra inteligencia, y generalmente, se adopta la primera determinación.
Seamos empáticos
Y en ese análisis traemos a la Sra. Empatía que se distingue por ser una virtud cuyo valor está directamente relacionado con nuestra inteligencia emocional, probablemente la verdadera de todas las inteligencias o talentos que poseemos.
La característica esencial de una persona inteligente, es su capacidad para entender las emociones de los demás. No parece concebible que una persona se crea realmente inteligente cuando a la vez prescinde de un mecanismo mental que le haga entender la susceptibilidad, el dolor o el sufrimiento de los demás.
No importa cuántos títulos académicos tenga esa persona, si no es capaz de intuir, de percibir, de reconocer, de darse cuenta, es decir, de ponerse en el lugar del otro, es ciertamente una persona limitada en sus capacidades emocionales e intelectuales, restringidas sólo a lo que haya aprendido en la escuela, la universidad o su ambiente social o familiar.
El otro nos enfrenta a nuestro propio espejo, con lo bueno y lo malo. Lo importante es tener la capacidad, talento y humildad para escucharnos por su propia boca, mirarnos por sus propios ojos, oírnos por su propio oído y sobre todo caminar con sus propios zapatos aunque nos apriete y nos trastabillemos al comenzar a andar.
Diego Larrea