Taking stock of the last day of friendship, I realize that although I love social networks, these have changed both the way we live. Perhaps even limiting increasingly real interaction between people.
Not that I considered myself a cheesy person, but I can not help thinking about the days when you could see the love overflow in the streets, on bridges, in messages via sms with bears or smiley faces made with signs, letters and numbers.
Social networks have been changing the way we connect, how we share relevant news about what is happening in our lives and even in that exact moment something real is happening to us but really important. In this almost anyone can set up a real-time communication and fully interactive with several people regardless of where they are. Which is certainly a great achievement of our civilization.
But what we're really looking to jump on the bandwagon of social networking, sharing our lives with people we care about, or maybe the interest goes beyond vanity?
That is, the network volumes we are writers, we're all film critics and music are all chefs, we are all sports commentators, political analysts are all and we all have something to say. And I think that's the point, we all have a voice wanting to be heard.
And this is just what has made our way of showing affection has changed so radically, perhaps for me a woman who lived most of his childhood and adolescence in pre 90, it was noticeable to me, because at that time love , friendship and affection not conceived through a wall or a publication giving the categorical outstanding.
Today a compliment has become a hashtag, empathy one of your friends like; starting a flirtation private messages on Twitter; the picones and show that we have that we have overcome tag someone in a photo on Facebook. The appointments are specified via Whatsapp, we tell the world where we checkeando on Foursquare; and so famous "you hang up" happens only in Skype. We know if someone cares when #FF gives us, and if we are out of fashion when our friend list has less than 100 registered profiles. We took our artistic side in Instagram, and use filters when we talk about our mood; show our lifestyle and sometimes presume our recent shopping options.
What makes me think, why do we need to have our life in 5 or 6 different networks (sometimes more) people who do not even know in the real world? Is it so important that the world validate who we really are, so that we in the virtual world of social networking?
Contrary to what happened in the last 2 centuries of written communication and historically documented; We are in an era in which the tools and resources to publish, or as we now say post something, are practically within our reach, they are free and potentiate the premise that "the post" may reach almost worldwide. Which is where you will see see, is almost as irresistible as having a million followers and become a celebrity.
Friendships and relationships are inherent in human existence, we are born social beings. It is impossible to imagine a life without the certainty of having even a sincere, genuine and true friend. But as I see it, part of our being born also being conceited.
I am sure that Social Media is a wonderful world and do not want to sound romantic or be misinterpreted, I like social networks. But I reused to accept that the love of people circulating in the network as a notification.
What good is having a half a million followers, 2000 or 3000 friends likes? That guarantees the affection of the people? And that is to Serles honest, it struck me as teenagers and some adults of this generation, give that value to have hundreds of people who follow them, that comment them and tell them how many they admire; paradoxically people will never meet in the real world.
Perhaps nostalgia I spoke, but I miss the days when no pending lived my Smartphone. I do not think there is a manual for living life offered by the XXI century, filled circles, communities and specific networks.
Living in the real world living through the Red ...
By Colin Cel
translated by Federico Dilla
All I can conclude is that it is an experience is individual, empirical and bound, each assumes in his very own pace, how will his real life through your profile.
And to be honest none of which I read myself included, are going to close any of our profiles. But from time to time would be nice if we set aside a little vanity and reconectáramos us with the real world, there are plenty of things that will follow us going outside the virtual universe and a lot of other things that will inevitably want to tell the world.
At the end is what made us different from other animals, communication and how it defines our lives.
Cómo vivir en el mundo real viviendo través de la Red…
Haciendo recuento del pasado día de la amistad, me doy cuenta de que a pesar de que amo las Redes Sociales, estas han cambiado tanto la forma en que convivimos. Quizás hasta limitando, cada vez más la interacción real entre las personas.
Y no es que me consideré una persona cursí, pero no puedo evitar pensar en los días en que veías el afecto desbordarse en las calles, en los puentes, en los mensajes vía sms con osos o caritas felices hechas con signos, letras y números.
Las redes sociales han ido modificando la forma en que nos conectamos, cómo compartimos las noticias relevantes sobre lo que pasa en nuestra vida e incluso el momento exacto en que algo real pero realmente importante esta sucediéndonos. En el presente casi cualquiera puede establecer una comunicación en tiempo real y completamente interactiva entre varias personas sin importar el lugar donde se encuentren. Lo cual sin duda es un gran logro de nuestra civilización.
Pero ¿qué es lo que realmente buscamos al subirnos al tren de las redes sociales, compartir nuestra vida con las personas que nos importan, o es que quizás el interés va más allá de la vanidad?
Es decir, en la red tomos somos escritores, todos somos críticos de cine y música, todos somos chefs, todos somos comentaristas deportivos, todos somos analistas políticos y todos tenemos algo que decir. Y creo que ese es el punto, todos tenemos una voz deseando ser escuchada.
Y es justo esto lo que ha hecho que nuestra forma de demostrar afecto haya cambiado tan radicalmente, quizás para mi una mujer que vivió gran parte de su infancia y pre adolescencia en los 90, esto me resulta muy notorio, porque en esa época el amor, la amistad y el afecto no se concebía a través de un muro o dándole a una publicación el categórico de sobresaliente.
Hoy en día un cumplido se ha vuelto un hashtag, la empatía de tus amigos un like; el inicio de un coqueteo mensajes privados en Twitter; los picones y el demostrar que hemos que hemos superado a alguien en el tag de una fotografía en Facebook. La citas se concretan vía Whatsapp, le decimos al mundo en dónde estamos checkeando en Foursquare; y el tan famoso “cuelga tú” pasa solo en Skype. Sabemos si le importamos a alguien cuando nos da #FF, y si hemos pasado de moda cuando nuestra lista de amigos tiene menos de 100 perfiles registrados. Sacamos nuestro lado artístico en Instagram, y usamos los filtros cuando queremos hablar sobre nuestro estado de ánimo; mostramos nuestro estilo de vida y algunas veces presumimos nuestras compras reciente en Pinterest.
Lo que me hace pensar, ¿Por qué necesitamos contar nuestra vida en 5 o 6 redes diferentes (a veces más) a personas que ni siquiera conocemos en el mundo real? ¿Es tan importante que el mundo valide quienes somos en realidad, por lo que contamos en el universo virtual de las redes sociales?
Contrario a lo que sucedió en los últimos 2 siglos de comunicación escrita e históricamente documentada; estamos en una época en la que las herramientas y recursos para publicar, o como ahora decimos postear algo, están prácticamente al alcance de nuestra mano, son gratuitas y potencializan la premisa de que “ese post” puede llegarle a casi el mundo entero. Lo cual se le vea por dónde se le vea, es casi tan irresistible como tener un millón de followers y convertirte en una celebridad.
La amistad y las relaciones personales son algo inherente a la existencia humana, nacimos seres sociables. Es imposible imaginar una vida sin la certeza de haber tenido aunque sea un amigo sincero, auténtico y real. Pero como veo las cosas, una parte de nuestro ser también nació siendo vanidoso.
Tengo la certeza de que el Social Media es un mundo maravilloso y no quiero sonar romántica ni ser mal interpretada, me gusta las redes sociales. Pero me reusó a aceptar que el cariño de las personas circule en la red como una notificación más.
¿De qué sirve tener un medio millón de seguidores, 2000 amigos o 3000 likes? ¿Eso garantiza el cariño de la gente? Y es que para serles sincera, me impresiona como los adolescentes y algunos adultos de esta generación, le dan ese valor a tener cientos de personas que los siguen, que les comentan y que les dicen cuantos los admiran; personas que paradójicamente nunca van a conocerse en el mundo real.
Quizás sea la nostalgia la que hablé, pero extraño la época en que no vivía pendiente de mi Smartphone. No creo que exista un manual para vivir la vida que nos ofrece el siglo XXI, llena de círculos, comunidades y redes especificas.
Lo único que puedo concluir es que se trata de una experiencia es individual, empírica y obligada, cada uno asume a su muy particular ritmo, la forma en que contará su vida real través de su perfil.
Y es que seamos honestos ninguno de los que me lea incluyéndome, vamos a cerrar alguno de nuestros perfiles. Pero de vez en cuando estaría bien que dejáramos de lado un poco la vanidad y nos reconectáramos con el mundo real, hay un montón de cosas que van a seguirnos pasando fuera del universo virtual y un montón de cosas más, que vamos a inevitablemente querer contarle al mundo.
Al final es eso lo que nos hizo ser diferentes al resto de los animales, la comunicación y la forma en que esta define nuestras vidas.
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:Cómo
vivir en el mundo real viviendo través de la Red…, por @CelColin -- espaciosblog.com/cc-vivirenlare…
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