Fico & Molly contra el manuscrito Voynich
CAPÍTULO 1
"Si no esperas lo inesperado no lo
reconocerás cuando llegue." (Heráclito de Éfeso)
-
Mañana
de Greco y torrijas. Tarde de Jazz, soul, blues, chimenea, mallows y tú.- le
digo.
-
Me
encanta tu propuesta.- responde ella aceptando la cita.
-
Conquistato dagli occhi tuoi.- termino de
saludar a Molly con un beso y un guiño de ojo.
A sus treinta y cinco años, Molly es una chica
rubia de pelo largo, ojos azules y cara redonda, su arma principal es el aroma que
emana la feminidad que luce. Esbelta. De pechos perfectos. Delicada. Su arma
secundaria es la elegancia y la discreción. Mantiene, no obstante un sentido
práctico de la realidad. Estadounidense de nacimiento, compite en belleza con
Marilyn Monroe, manteniendo similares características físicas. Valora a los
hombres por su capacidad práctica de resolución. Es de personalidad rápida y
dura, por las circunstancias de competitividad a la que está acostumbrada en este
país. Su habla también se desarrolla de forma resolutiva y sin muchos rodeos.
En su carácter norteamericano, se le adivinan rasgos de soberbia y
superioridad, es lo que en Europa entendemos por Grandeur francés. En ella, las
relaciones profesionales priman sobre las personales. ¿Será quizás por todo
ello que encuentro en Molly el complemento perfecto para mis investigaciones y
quizás para mi vida?.
-
Tienes un señor esperándote desde primera hora
de la mañana.- me advierte Molly de una manera misteriosa y poco habitual en
ella.
-
Deja que me aligere y le haces entrar.- le
pido.
-
¿Vas a querer café, Fico?
-
¡Sí, claro¡ - respondo sin comprender por qué
me lo pregunta si conoce a la perfección que el café y yo somos los mejores
amigos. – y tráete el tuyo también.- le recuerdo.
Mientras Molly va a por la visita y los cafés pasan por mi mente muchas
imágenes de la primera vez que visité como turista esta zona de Nueva York,
denominada Manhattan, me alojé en un hotel de la Séptima avenida, a dos
manzanas de Central Park y cinco de Times Square. Me llamó la atención el mundo
tan diferente que separan los Estados Unidos de Europa y en particular de
España. Los camiones de basura, las ambulancias, los de policía, los taxis
amarillos, los Lincolns negros particulares y ahora los taxis verdes que han
ganado la batalla del monopolio de los amarillos. Pero sin duda, los taxis que
más me cautivaron fueron los minivans (Suburbans) negros estilo FBI. Después de
los trámites del checking, subí a la planta veintidós del hotel en donde estaba
mi habitación. El primer lío fueron los picaportes y los grifos porque cada uno
giraba hacia donde quería, sin la lógica europea. Más tarde me explicaron que
era debido al fin de los monopolios de las compañías suministradoras y cada
cual lo ponía a su modo para que en caso de averia le llamaran a ella y no a la
anterior. Tras dejar la maleta encima de la cama, pasé al servicio. Otra
sorpresa más me esperaba, pues el corte de puntos del papel higiénico era más
pequeño que el europeo. Solté la primera carcajada al imaginarme los jeribeques
que debían hacer algunas personas (la mayoría) de neoyorquinos para con tan
minúsculo trozo de celulosa, conseguir encontrar el sitio entre los pliegues
xxxl de sus posaderas. Instalé el enchufe adaptador de patillas planas y de
voltaje a 120v, en lugar de los 220v y redondos europeos y me pasé la
afeitadora para quitarme la barba de las dieciséis horas que me costó llegar
hasta aquí. Tras al aseo, bajé a respirar este contaminado aire. Otra sorpresa,
las calles estaban ocupadas por más turistas que habitantes y eso que entran en
Manhattan a diario más de seis millones de personas para trabajar. El
aparcacoches me dijo que perdiera el miedo a pasear por las calles y el Parque,
pues hacía tiempo que la delincuencia había pasado a estadísticas inferiores a
cualquier capital europea. Pertrechado de mi traductor instalado en el iphone
comencé a pasear y darme cuenta de que al final del día había hablado más veces
en español que en inglés y había comido más hot dogs callejeros que en toda mi
vida junta.
Estoy
convencido que la vida es inteligente y hace que los primeros cuarenta años de
vida nos den la experiencia; para que los treinta siguientes hagamos el texto
de lo vivido. No creo que el éxito venga dado por la cantidad de dinero que
consiga en ese periodo de tiempo, ni en el poder adquirido como dictan los
raseros de medir en esta ciudad de Nueva York y por extensión en el resto del
mundo. Para mí, tener verdadero éxito en la vida es reír mucho y muchas veces.
Es ganar el respeto de personas inteligentes. Es gozar del cariño de niños. Es ganar
el reconocimiento de personas cualificadas y saber soportar la traición de
falsos amigos. Es apreciar la belleza; buscar lo mejor en los demás y dejar el
mundo un poquito mejor de como lo encontré. Es saber que al menos alguien ha
vivido mejor gracias a mí. Cuelgo la gabardina en
el lugar habitual y el sombrero encima de ella. Preparo el despacho para
recibir la visita y medito cinco minutos. Pasados los cuales dos toques de
llamada de nudillos me anuncian la presencia de Molly al otro lado de ella.
-
¡Pasa Molly¡
-
¡Con tu permiso¡.- me responde haciendo girar
el pomo de la puerta y abriéndola.
-
¡Pasa y acompáñanos¡.- le invito.
-
¡Míster Smith¡- me anuncia a modo de
presentación.
Salgo a recibirle desde detrás de la mesa. Me presento con una sonrisa
de cortesía. Molly le pregunta si quiere algo de tomar. Él contesta que un café
y cinco minutos más tarde, los tres estamos sentados en mi despacho tomando
nuestras respectivas tazas, mientras Molly se seca los labios del último sorbo
y despliega los medios de anotación y grabación habituales en cada entrevista
con los clientes.
-
¿En qué podemos ayudarle, Mr. Smith?.- le
pregunto manteniendo la sonrisa, mientras Molly se dispone a tomar nota de
todo.
Durante más de media hora, míster Smith nos relató cómo había
desaparecido el manuscrito denominado Voynich, de su ubicación actual en la
Universidad de Yale. Continuó relatándonos de qué manera había seguido a los
ladrones hasta Nueva York donde les había perdido la pista.
-
El tiempo es crucial antes de que lo hagan
desaparecer en algún barco camino de un coleccionista extranjero.- le comenté
para que se diera cuenta de que sabía perfectamente de la importancia del
asunto que nos traíamos entre manos.
Le
preguntamos acerca del manuscrito y durante la siguiente media hora y un par de
cafés más, míster Smith nos contó que el manuscrito Voynich es un libro ilustrado,
de contenidos desconocidos, escrito sobre el 1500 por un autor anónimo en un
alfabeto no identificado y un idioma incomprensible, el denominado voynichés.
Esta introducción nos cautivó a primera vista. Míster Smith, continuó
comentándonos que a lo largo de su existencia, el manuscrito había sido objeto
de intensos estudios por numerosos criptógrafos profesionales y aficionados,
incluyendo destacados especialistas estadounidenses y británicos en descifrados
de la Segunda Guerra Mundial. Recordé las notas que había estudiado sobre la
máquina “enigma” que los nazis habían desarrollado para encriptar sus mensajes
y que los británicos consiguieron descubrir gracias a un fortuito abordaje de
un submarino alemán. Míster Smith nos relataba cómo ninguno consiguió descifrar
una sola palabra. Esta sucesión de fracasos había convertido al manuscrito en
el Santo Grial de la criptografía histórica, pero a la vez había alimentado la
teoría de que el libro no era más que un elaborado engaño, una secuencia de
símbolos al azar sin sentido alguno. Dicho de otro modo, que cuando no se sabe
algo, se desprecia por ignorancia. Como era de esperar, los sentidos de Molly y
míos estaban a flor de piel. Era el encargo más importante que nos habían hecho
hasta el momento. Solo con pensar en
encontrarle y poder tener la oportunidad de descifrarlo, ya valía la
pena. Míster Smith, nos puso en antecedentes de quién era este Voynich,
diciendo que el nombre del manuscrito se debía al especialista en libros
antiguos Wilfrid M. Voynich, quien lo adquirió en 1912. Actualmente está
catalogado como el ítem MS 408 en la Biblioteca Beinecke de libros raros y
manuscritos de la Universidad de Yale.
-
Espero que tengan éxito y recuperen pronto el
manuscrito.- dijo míster Smith poniéndose en pie para despedirse.
-
Haremos cuanto esté en nuestras manos.- le
contesté imitándole.
Tras el consabido apretón de manos, Molly le
acompaño a la salida. Míster Smith, le hizo entrega de un sobre tamaño folio,
de color marrón, mientras le advertía que en su interior estaban una serie de
fotografías de las diferentes partes del libro. Nos sentamos. Rellenamos sendas
tazas de café y abrimos el sobre que fuimos colocamos en una pizarra magnética
a medida que extraíamos las fotografías.
-
¿Qué sabemos del manuscrito? – le pregunto a
Molly mientras navega por internet en busca de datos.
-
Te leo.- me responde sin levantar la vista de
la pantalla del ordenador.- (lee Wickipedia) El libro tiene alrededor de 240
páginas de pergamino, con vacíos en la numeración de las mismas (la cual es
aparentemente posterior al texto, quizás del siglo XVI), lo que sugiere que
varias páginas se habían extraviado ya antes de su compra por Voynich. Para
evitar extravíos posteriores, el padre Theodore C. Petersen lo fotocopió en
1931, repartiendo dichas copias entre varios investigadores interesados en su
estudio e intento de traducción. Se utilizó pluma de ave para escribir el texto
y dibujar las figuras con pintura de colores. Según se puede apreciar, el texto
es posterior a las figuras, ya que en numerosas ocasiones el texto aparece tocando
el borde de las imágenes, algo que no ocurriría si éstas hubiesen sido añadidas
posteriormente. En 2009, investigaciones de la Universidad de Arizona (EE.UU.)
demostraron, mediante la prueba del carbono 14, y con una fiabilidad del 95%,
que el pergamino del manuscrito podía datarse entre 1504 y 1538. Por otra
parte, el Mc. Crone Research Institute de Chicago demostró que la tinta fue
aplicada no mucho después, confirmando así que el manuscrito es un auténtico
documento medieval. Sobre el lugar en que pudo haberse escrito, existen pocas
pistas. En una de sus ilustraciones aparece una ciudad amurallada, y son sus
almenas dibujadas las que aportan una orientación. Su forma es la de las
almenas llamadas de cola de golondrina, un estilo estético que, más tarde, en
el Renacimiento, se popularizó por toda Europa, pero que en el momento en que
se supone que se elaboró el manuscrito, según los últimos estudios de la
Universidad de Arizona, solo se podía encontrar en el norte de Italia, quizá en
la amplia región entre Milán y Venecia. Según estudios publicados en 2014, por
el botánico Arthur Tucker de la Universidad Estatal de Delaware, el origen del
manuscrito podría ser mesoamericano. Esta teoría se basa en la similitud de
algunas plantas ilustradas en el manuscrito con sus contrapartes americanas y
en el hecho de que el estilo con el que están realizadas dichas ilustraciones
concuerda con el estilo usado en ilustraciones botánicas del siglo XVI en
México. – Molly termina la lectura. Levanta la vista para interrogarme con su
mirada.
-
Por lo que veo nos situamos en uno de los
momentos histórico más convulsos.- digo.
-
No te comprendo.
-
Muy sencillo.- le aclaro ayudándome con una
serie de gráficos que voy dibujando en otra pizarra, al lado de la que situamos
las fotografías. – estamos en uno de los puntos de inflexión de la historia, en
el que confluyen los mayores enigmas de la ciencia, de la alquimia, de la
política y de la historia de Europa más próximos al XVI.- continuo escribiendo
y alternando con la reorganización más lógica de las imágenes aportadas por
míster Smith. – sigue leyendo.- le pido.
-
(Molly lee Wickipedia) Las ilustraciones
del manuscrito no aclaran los contenidos del texto pero denotan que el libro
consta de seis "secciones", con diferente materia y estilo.
Exceptuando la última sección, que contiene únicamente texto, casi la totalidad
de las páginas contienen al menos una ilustración. Las secciones y sus nombres
convencionales son: Herbario: cada página muestra una planta (en ocasiones dos)
y algunos párrafos de texto, un formato típico de herbarios europeos de la
época. Algunas partes de estas ilustraciones son copias en mayor escala y
detalle de bocetos vistos en la sección farmacéutica (debajo). Astronómica:
Contiene diagramas circulares, algunos de ellos con soles, lunas y estrellas,
lo que sugiere que trata de astronomía o astrología. Una serie de doce
diagramas muestra símbolos convencionales para constelaciones zodiacales (dos
peces para Piscis, un toro para Tauro, un soldado con un arco para Sagitario,
etc.). Cada símbolo está rodeado por exactamente treinta figuras de mujeres en
miniatura, la mayoría de ellas desnudas, cada una sosteniendo una estrella. Las
dos últimas páginas de esta sección (Acuario y Capricornio) se extraviaron,
mientras que Aries y Tauro están separados en cuatro diagramas con quince
estrellas cada uno. Algunos de estos diagramas se encuentran en páginas
desplegables. Biológica: Un texto denso y continuo con figuras de pequeñas
mujeres desnudas tomando baños en balnearios públicos o tinas interconectadas
por una elaborada red de tuberías, algunas de ellas claramente en forma de
órganos del cuerpo. Algunas de las mujeres llevan coronas. Posiblemente sean
ninfas. Cosmológica: Más diagramas circulares, pero de naturaleza desconocida.
Esta sección también posee páginas desplegables, una de ellas de seis páginas
de largo, que contiene una especie de mapa o diagrama con seis
"islas" conectadas por calzadas, castillos y posiblemente un volcán. Farmacéutica:
Varios dibujos con leyendas de partes de plantas aisladas (raíces, hojas,
etc.); objetos similares a jarras farmacéuticas (albarelos) a lo largo de los
márgenes y algunos párrafos de texto. Recetas: Muchos párrafos cortos, cada uno
marcado con una "viñeta" en forma de flor (o estrella) que hacen
pensar en una serie de órdenes, pasos o instrucciones para elaborar algo
(presumiblemente un producto químico o alquímico).
-
¡Lástima¡ .- me lamento interrumpiéndole.-
-
¿Por qué?.- me pregunta Molly erizada como un
gato ante el misterio.
-
Solamente tenemos imágenes de la parte de
botánica y quizás algo de otra parte del libro que contiene escritos en un
lenguaje ininteligible por el momento.- respondo.- ¿Qué dicen en internet de
los textos?.- pregunto animándola a seguir la lectura de la pantalla del
ordenador.
-
(Molly lee Wickipedia) La sección
"biológica" del texto contiene texto apretado e ilustraciones de
mujeres bañándose desnudas. El texto (llamado voynichés) fue claramente escrito
de izquierda a derecha, con un margen derecho desigual. Las secciones más
largas se encuentran partidas en párrafos, a menudo con "viñetas" en
el margen izquierdo. No hay evidencia de signos de puntuación. El texto es
fluido, como si el escriba entendiera lo que estaba escribiendo mientras lo
hacía; el manuscrito no da la impresión de que cada carácter haya tenido que
ser calculado antes de ser escrito en la página. El texto consiste de más de
170.000 glifos, normalmente separados unos de otros por pequeños espacios. La
mayoría de los glifos están escritos con uno o dos trazos simples. Considerando
que existen disputas sobre si ciertos glifos son distintos o no, se calcula que
el alfabeto entero consta de entre 20 y 30 glifos totales para casi todo el
texto, con raras excepciones de algunas docenas de caracteres
"extraños", encontrados una o dos veces en todo el texto. Los
espacios más anchos dividen el texto en alrededor de 35.000
"palabras" de longitud variada. Estas parecen seguir una cierta fonética
o reglas ortográficas de cierto tipo; por ejemplo, algunos caracteres deben
aparecer en cada palabra (como las vocales en el castellano), algunos
caracteres nunca siguen a otros, algunos pueden ser dobles, pero otros no. El
análisis estadístico del texto reveló patrones similares a los de lenguas
naturales. Por ejemplo, la frecuencia de palabras sigue la Ley de Zipf y la
entropía (alrededor de 10 bits por palabra) es similar a aquella de textos en
latín. Algunas palabras aparecen exclusivamente en ciertas secciones, o sólo en
algunas páginas; otras son frecuentes en todo el manuscrito. Existen muy pocas
repeticiones entre las miles de "leyendas" adjuntas a las
ilustraciones. En la sección herbario, la primera palabra de cada página
aparece solamente en esa página, pudiendo representar el nombre de la planta.
Por otro lado, el "idioma" del manuscrito Voynich, (el voynichés), es
distinto de los idiomas europeos en varios aspectos. En particular, no existen
palabras con más de diez "letras". Además, la distribución de letras
dentro de una palabra es algo peculiar: algunos caracteres aparecen solamente
al principio de una palabra, otros solamente al final y algunos siempre en el
medio. Tal característica es muy particular en lenguas como el árabe, donde la
misma letra se representa de diferentes formas, dependiendo de su posición en
la palabra, por lo que se escribe diferentemente al inicio, en el centro o al
final, lo que puede dar a entender que se trata de un alfabeto más reducido, en
el entendido de que se ven como símbolos distintos lo que podría ser el mismo.
El texto parece ser más repetitivo que los típicos idiomas europeos: existen
secuencias en las cuales la misma palabra común aparece hasta tres veces
consecutivas.- Molly se detiene porque no se cuenta nada más en esa pantalla.
Suena el teléfono de la otra habitación. Molly se levanta para cogerlo
mientras yo me quedo de pie ante las dos pizarras, la de las imágenes y la de
los gráficos que voy desarrollando. Cierro las carpetas de otros expedientes
antiguos que estaba repasando antes de que míster Smith hiciera acto de
presencia, para dejar hueco en la habitación a este proyecto y de paso en mi
mente. Bajo la vista al suelo para acompañar el pequeño paseo que doy de
meditación entorno a mi mesa y a las pizarras, deduciendo que míster Smith, no
se debe de llamar así en la realidad pues vestía con zapatos más caros que la
gabardina y el reloj Rolex era autentico, haciendo juego con los gemelos Armani
de la camisa. Más bien me parecía un decano de Yale, que un investigador
privado o científico. ¿Qué tenía este manuscrito que tanto interés suscitaba en
todo el mundo? Comprendo que el reto de desentrañar su contenido y apuntarse la
medalla de ser el descubridor de ello atraía a cualquiera, más allá del
contenido en si. Ahora bien, había un detalle en míster Smith sobre el que aún
no me había percatado. ¿Cuál? ¡El anillo¡ Yo había visto ese anillo en alguna
parte y no precisamente con buenos recuerdos. Por el momento no quería dejar
que mis pensamientos se desperdigasen en ese detalle, pues la atracción del
misterio del robo y de la posible resolución del contenido me tenía absorto.
Perdí la vista en el ventanal del despacho. Me serví de esas vistas para intentar buscar
respuestas a la pregunta. Soy consciente de que se trata de un libro de
plantas, de cosmos y de no sé cuántas cosas más que está redactado de tal modo
que nadie lo ha conseguido descifrar jamás. ¿Por qué se
atribuye a las plantas un poder mágico? Me pregunto a mi mismo. El ser humano
se basa en la naturaleza para comer y para curarse, para envenenar y para
construir casas. Con esos simples datos, ya se podría dar respuesta a esa
pregunta y declarar mágicos a unos seres que aparentemente no hablan y no
corren. En un bajorrelieve del templo de Deir-el-Bahari se representa,
esculpida en la piedra, una expedición egipcia que ha partido en busca de
plantas medicinales y aromáticas, en tiempos de la reina Hatshepsut, expedición
que se dirige hacia la comarca de Punt, es decir, el actual cabo Guardafui, en
Somalia. Los egipcios conseguían allí los árboles que producían el incienso,
así como el aloe, la acacia y otras plantas. Cientos de papiros egipcios
inducen poderes mágicos a las plantas, así por ejemplo los papiros descubiertos
por Ebers, Brugsch, Leida y Hearst permiten reconstruir toda la farmacopea
egipcia, con sus preparaciones terapéuticas y mágicas. Historiadores y poetas
como Herodoto, Diodoro, o Plinio, confirman y subrayan la ciencia herborista y
misteriosa que poseían los pueblos del Nilo y los habitantes de Mesopotamia.
Molly tarda en regresar. Me empiezo a preocupar por si la llamada trae
malas noticias. En estos momentos me encantaría poder ver el futuro o tener
superpoderes para oír la conversación. No comprendo la necesidad de que esa
magia cobre fuerza en los templos, pero ante las pruebas de siglos y siglos me
rindo a la evidencia, pues en ellos adquieren el poder mágico indiscutible e
ilimitado. Como en todo lo que tiene poder, oscurantismo y contactos con seres
intangibles, hacen acto de presencia y contaminan el propósito, los magos,
brujos y hechiceras. Transforman las verdaderas alquimias y farmacopeas en
meros medios para enriquecerse a costa de la superstición de los demás. A estos
seres contaminantes, no les tiembla el pulso a la hora de inventarse ungüentos
y perfumes mágicos sin conocimiento y crear con ellos verdaderos instrumentos
mortíferos y mórbidos. Supongo que a la gente le encanta que le engañen, porque
si no, no entiendo tanto desarrollo. Píndaro, Teócrito, Virgilio, Horacio,
Ovidio, Juvenal, Lucano y otros poetas nos han dejado escritos verdaderos
manuales de magia grecorromana. Curaciones, sanaciones, resurrecciones, viajes
astrales y proyecciones interdimensionales, son algunos de ellos. Amarres de
amor, venenos, males de ojo y médiums son otros de estos elixires. Amiano
Marcelino nos relata la existencia de verdaderos mercados de plantas en la
mismísima Roma (equivalente al Nueva York de hoy en día). Horacio y Juvenal
afamaron a Locusta, Martina y Canidia como las magas, alquimistas y brujas
mejores de su época. Hoy en día acudimos a herbolarios, homeópatas,
quiromasajistas, farmacéuticos, y médicos con confianza y satisfacción, pero en
épocas pasadas, estos intrusos contaminantes, poco dignos de confianza y menos
de profesionalidad, consiguieron más lesiones y muertes que una sola guerra.
Todo ello llevó a crear miedo, oscuridad y mala fama a todo el que jugaba a
mezclar cosas o a probar recetas.
Oigo los tacones de Molly andando por el pasillo. No vienen al despacho.
Mas bien se alejan de aquí. Procuro no preocuparme mas de lo necesario y
esperar a que me lo cuente. Retorno a mis pensamientos. Ya desde los romanos se
persiguieron a aquellos que se dedicaban a preparar diversos ungüentos y
pociones, lo que derivó en más clandestinidad y atracción. Me recuerda la
prohibición de venta de alcohol aquí en Estados Unidos a principios del XX (la
“la ley seca”) y sus consecuencias con el desarrollo de las mafias y corruptelas.
En Roma floreció un tráfico inmundo de estupefacientes, de pócimas, de filtros
mágicos distribuidos fraudulentamente por una multitud de aventureros. Ni
legisladores, ni la iglesia, ni las sinagogas eran capaces de entender a los
alquimistas de verdad y se produjo una especie de caza de hechiceros, que en
ocasiones afectaba y castigaba a inocentes. No estoy recordando el
Renacimiento, estoy en la mismísima Roma. Pero ocurrió de igual modo en Egipto,
en Grecia, en Siria, en Babilonia y en Persia. En Roma legislaron con las leyes
de las XII Tablas del 451 a.C. las persecuciones de los “magos”. Así Pituanius
fue precipitado desde lo alto de la roca Tarpeya y Martius fue expulsado de la
ciudad y lapidado al cruzar la puerta Esquilina. Años más tarde, por el 32
a.C., durante el triunvirato de Octavio, Antonio y Lépido, los magos y las
brujas fueron masacrados sin piedad. Dicho de otro modo, los occidentales
actuales creen que la Inquisición medieval fue la mayor perseguidora de estos
personajes, y nunca más lejos de la realidad, porque como he recordado, desde
los babilonios se tiene conocimiento de estas persecuciones. ¿Quizás hubiera
tantos crucificados por magia, como por ser judíos o cristianos? No lo sé, pero
podría ser al menos directamente proporcional.
La espera se me hace desesperante. El no saber me supera y
debo controlarlo porque esa es la clave de mis investigaciones. Dicen que soy
bueno precisamente por esa necesidad de saber que Dios me dio, que para mi es
mas bien una patología. Hace tiempo me percaté de la necesidad que los hombres
tenemos para cuando ya no somos capaces de cambiar una situación y nos
encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos. Decía Wholey
"Esperar que la vida te trate bien porque seas buena persona es como
esperar que un toro no te ataque porque seas vegetariano”. Hace ya unos cuantos
años que monté este despacho de detective privado. Decidí ubicarme en la
capital del mundo porque desde aquí se tiene control e información de todo este
planeta llamado Tierra en el que algún ser supremo se empeñó en que naciera.
Desde muy jovencito mi vida se rigió por una serie de principios que tengo
enmarcados en mi despacho, para conocimiento de clientes y colaboradores.
Dichos principios rezan lo siguiente: No
rendirme. No compadecerme. Pedir consejo al sabio. Aquí se prueba al hombre.
Trabajar + sufrir = ayuda. Trabajar + sufrir por Dios = vida eterna. Fíate y
confía en Dios a pesar de tu entendimiento, inteligencia y prudencia, de tus
dudas e inseguridades. Antes de seguir adelante y
por hacer honor a la educación que me pagaron, debo presentarme. La gente dice
de mí que soy un profesional con una trayectoria desarrollada en varios
sectores; por lo que demuestro gran conocimiento en varios ámbitos y sectores.
En mi vida, no siempre he sido detective privado, sino que vengo de ocupar
puestos de responsabilidad y de estrategia dentro de algunas compañías
empresariales. En realidad me consideran el resultado de una especie de
alquimia de conocimientos que me favorecen a la hora de apreciar determinados
detalles que para el resto de profesionales pasan desapercibidos. La
experiencia en varios ámbitos me permite abordar cualquier proyecto con las
dosis necesarias de involucración, ilusión, perspectiva, objetivos, posibilidades
y viabilidad. Los clientes me consideran una persona muy analítica y
concienzuda, con una visión estratégica y de negocio, capaz de proyectar a
corto, medio y largo. De tal modo que soy capaz de adelantarme y averiguar los
pasos que determinados delincuentes en serie desarrollarán en el futuro. Mi
compañera dice de mí que soy una persona empática y cercana, siempre alineada
en la consecución de resultados y el análisis de rentabilidades. Directo en los
argumentos y de confianza, siempre expongo los posibles riesgos y un abanico de
posibilidades que me permiten plantear las mejores soluciones para los
intereses de los clientes. Los policías con los que trabajo, dicen de mí que
poseo habilidades interpersonales, que consigo crear un buen ambiente de
trabajo así como el mejor desarrollo del equipo con el que trabaje. Mi lema
“Aprender a pensar”, es la principal fórmula para conseguir el mejor de los
resultados de los equipos. Como ejemplo de ello suelo poner algún ejemplo, ¿El
alma tiene peso? Hay estudios científicos que han verificado que, a los pocos
minutos de fallecer una persona, la glándula pineal (también llamada
"glándula del tercer ojo o glándula del alma") desaparece. Todavía no
se ha encontrado una razón coherente del por qué o el motivo, ¡pero desaparece¡.
Esta glándula es de aproximadamente cinco milímetros de diámetro y por lo
general pesa veintiún gramos. La
desaparición de ésta ha sido constatada por los científicos de forma (digamos)
visual y también han pesado al recién fallecido, verificando esos 21 gramos de
diferencia (en menos). Los antiguos ubican el alma en esta glándula y si
tuvieran razón, entonces el alma pesaría y mediría el equivalente, ¿o no? ¡Veintiun
gramos¡ Personalmente me considero un buen consejero y amigo, que suele
conseguir el crecimiento no solo del negocio que tengo montado, sino de las
personas que colaboran conmigo. Para hacerme comprender mejor y facilitar el
que los clientes me conozcan mejor, suelo acompañarme en las investigaciones
con las canciones que significaron algo en mi vida, tales como: Sous le ciel de
Paris, Je l'aime a mourir, Quelqu'un m'a dit, Le téléphone pleure, Laissez moi
le temps, Non, je ne regrette rien, Tous le visage de l'amour, La vie en rose,
El gato que está triste y azul, Hasta mi final y algunas viejas canciones
italianas que completan a las francesas.
Vuelve
a sonar el timbre del teléfono. Oigo a Molly acercarse a recogerlo por los
sonidos de sus tacones en la tarima del pasillo. Noto que descuelga y habla. Me
vuelvo a inquietar ante el desconocimiento de lo que pasa. Me tranquilizo
porque si no tuviera llamadas este despacho, aún serían peores mis zozobras. Una
de las cosas que más me suelen preguntar cuando en una conversación sale a
relucir mi profesión y mi trabajo es ¿No te aburre, o te da miedo viajar solo y
meterte en lugares peligrosos? Yo les recuerdo que la soledad parece ser uno de
las manchas de esta sociedad y la gente huye de ella como de la peste. Sin
embargo, no es lo mismo sentir la soledad que estar solo. Reconozco que
viajando solo existen momentos de nostalgia en los que puedes echar en falta un
poco de compañía, que resuelves fácilmente con una conversación, un baile y una
cena que culmina en la habitación, pero por lo general nunca me he sentido
solo. Del mismo modo admito que entrar en solitario en determinados lugares
oscuros, desconocidos y peligrosos, no deja de acongojar al más valiente, pero
al tiempo, el subidón de adrenalina te compensa la experiencia. ¿Qué es lo peor
que te puede ocurrir Fico? Me digo a mi mismo cada vez que tengo que dar un
paso tras otro en esos momentos. ¿Que te maten? ¡Pues vaya problema¡- me digo a
mi mismo.- ya no tendré más complicaciones, ni dolores, ni impuestos. ¿Qué te
roben? ¡Pues vaya mierda de detective que se deja robar¡.- continuo
alentándome. De esta manera compenso el miedo y la inseguridad. ¿Qué es el
miedo?.- me pregunto a menudo.- Para mí, el miedo es el aviso de alerta que el
subconsciente me lanza para mantener vivo permaneciendo más alerta que de
costumbre. Mis sentidos se abren hasta el infinito. Oigo más, veo mejor, huelo
todo y palpo mejor, sin perder el más común de los sentidos. La soledad de esos
momentos me convierte en una esponja necesitada de empaparse de lo que te
rodea, de hablar con la gente, de comunicarme, de socializar y adaptarme al
instante al entorno.
Molly
vuelve a su mesa junto a la mía. Me sonríe. Deduzco con ello que todo está bien
y me he preocupado innecesariamente. Siento como si este despacho fuera un
viaje con ella, aunque otras veces viajo solo. Cuando viajamos en grupo,
dejamos de estar alertas, de interaccionar con el resto de viajeros,
perdiéndonos oportunidades de aprender y relacionarnos, pues dedicamos el
interés a esa burbuja endogámica que es el grupo que nos acompaña. No hay viaje
más solitario en el que uno pasa hablando e interactuando solo con sus
compañeros de viaje sin salir de esa burbuja y sin contactar con la gente
local. Un viaje en solitario es peligroso, pero un viaje acompañado multiplica
los riesgos de que el viaje sea un desastre. ¿Por qué lo digo? pues porque hay
discusiones e imprevistos que de la otra manera no existen. Compartir es mejor
que la soledad, pero aquello que reza que "Más vale solo que mal
acompañado" es una máxima que se cumple demasiado frecuentemente. Si nos
fijamos bien en las estadísticas, vemos que trabajar en grupo en un caso, en un
proyecto o en un viaje saca lo peor de nosotros mismos. Son 24 horas sobre 24
fuera de tu entorno, sometido a cambios constantes, a sensaciones nuevas e
inesperadas. Viajar cansa, agota. Te mueves en territorio desconocido y recibes
continuos estímulos en todos los sentidos. Y no hay cuerpo humano que aguante
eso sin estallar alguna vez. Igual que hay amigos para ir a tomar copas, hay
amigos para viajar: siempre pocos y muy contados. Y nunca son los que te
esperabas. Somos doctor Jekyll y míster Hyde a la vez. Y viajando siempre sale
alguna vez el míster Hyde que todos llevamos dentro. Cuando investigo en
soledad tengo independencia; no he de amoldarme a horarios ni gustos de nadie.
No tengo que aguantar malos humores de nadie, ni nadie tiene que aguantar los
míos. Me obligo a ir con los cinco sentidos alerta. Creo que hay más
posibilidades de conocer gente y entablar amistades que en grupo. Es bueno
alguna vez en la vida estar a solas con uno mismo durante un largo periodo pues
se reza, se crea, se piensa, se medita y se visualiza en soledad, aunque sean
necesarias las opiniones, experiencias y aportaciones del resto del grupo. En
pareja prefiero estar en un paraje especial, en un atardecer, frente al océano,
en lo alto de una montaña o en una duna del desierto. Es adictivo. Muchas
personas necesitan del grupo porque son inseguros. Pierden oportunidades y
tiempo si no lo tienen, pero lo pierden igualmente cuando lo tienen, porque un
grupo mal avenido es un lastre. Molly y yo hacemos un buen equipo, pero dudo
que los intereses personales sean compaginables con los laborales en un trabajo
como el nuestro, para el futuro. Molly, no tiene hijos por el momento, ni
pareja estable, por lo que puede ayudarme y complementarme. Ahora bien, la
naturaleza es sabia y sentirá la llamada de la maternidad más pronto que tarde,
entonces dejaré que me ayude en el despacho y no en la calle alejándola a los
peligros. Mi consejo es que si podéis trabajar y viajar con alguien afín,
hacedlo. Pero nunca dejéis de cumplir un sueño, ni un proyecto porque no tenéis
compañero o compañera de viaje. Todo el mundo es capaz de viajar solo o sola
alguna vez. Y además es una experiencia enriquecedora. El temor es solo una
barrera que nos pone una sociedad donde estar solo parece signo de fracaso
personal. Basta elegir el sitio adecuado y poner un poco más de sentido común.
Sentimos
la necesidad de bajar a la calle y pasear. Manhattan permite estas contradicciones. Miro al cielo y veo que es azul a pesar de estar
el día algo nublado. Dicen que el azul es el color del cielo y del mar, que es el quinto color del
espectro solar y uno de los colores primarios, muy usado y característico del
Greco. El celeste es el más claro. El cobalto de la mezcla de alúmina y fosfato
de cobalto. El eléctrico es el más brillante y chillón. El marino es el más
oscuro. El turquesa es el más relajante. El de metilo derivado de una amina
aromática. El de Prusia compuesto de ferrocianuro de potasio y hierro. Sin
lugar a dudas este adjetivo y sustantivo al mismo tiempo reúne su cenit de
perfección en el azul de los ojos, donde no hay fin a su nomenclatura: añil,
índigo, cerúleo, zarco, garzo, azur y celeste por ejemplo. ¿Qué sustancia
colorante tiñe de azul todos y cada uno de ellos? Quizás sea esta una pista
para resolver el manuscrito. ella pasea cerca de los escaparates. Yo la sigo a
un metro de distancia imitando sus movimientos.
-
¿No te parece raro
eso del robo del manuscrito teniendo publicadas las páginas por doquier en
internet, Fico? – me pregunta Molly a bocajarro.
-
Veo que a ti también
te ha llamado la atención ese detalle.- le respondo.- y creo saber qué es lo
que ha pasado.
-
¿De veras que ya lo
sabes?- me detiene en seco.
-
Aún no lo puedo
certificar pero sospecho que ha ocurrido como el robo de la Gioconda.
-
¿Como el robo de la
Gioconda?.- se extraña Molly.- que yo sepa no lo han robado. ¿no?
-
En el momento actual
no lo han robado, naturalmente.- respondo molesto ante la duda.- pero si hace
muchos años y de una manera sorprendente.
-
¿Me lo vas a contar
o como siempre andarás encriptando y dosificando el relato?
-
Haciéndolo de esta
manera mantienes la atención del caso y te hago pensar.- respondo dejándola
boquiabierta por mi descaro y alejándome como si tal cosa.
-
¡Eres…¡ ¡Eres…¡- me
intenta aplicar algún calificativo.
-
¿Desesperante,
quizás?.- le ayudo deteniéndome y girándome hacia ella.
-
¿Desesperante?...
¡Nooo¡… ¡irritante¡, ¡exasperante¡, ¡desesperante¡, ¡molesto¡, ¡absurdo¡ y… y…
-
¿Y… cariñoso, guapo
y simpático quizás?.- le ayudo con los calificativos.
-
¡Bah¡… y ¡si¡
también ¡éso¡.- Responde Molly cogiéndose de mi brazo.- ¿Me lo vas a contar o
no?
-
¿El qué…?- respondo
haciéndome el distraído.
-
¡Mira que eres tonto
cuando quieres¡ Lo del robo de la Gioconda.- me da un beso para dar por zanjado
el episodio.
-
Está bien, situémonos en los años en los que los
expertos han datado el manuscrito y veamos las coincidencias que hay entre la Gioconda
y nuestro perdido manuscrito.- intoduzco.- Por el 1502, Florencia recuperaba un
puesto de importancia en Europa.
-
¿Dices que volvía a recuperarlo? Eso quiere decir
que anteriormente lo había perdido ¿no es así?.- dice ella agarrándose más
fuerte a mi brazo por la emoción de las coincidencias.
-
Antes de la muerte de Lorenzo el Magnífico,
Florencia había destacado.- le confirmo y continuo.- en este año Soderini fue
nombrado gonfaloniero perpetuo, apoyado por Luis XII. Había conseguido que César
Borgia respetara la República florentina y ésta vivía una época de prosperidad
y riqueza.
-
¡Guauu¡
-
En ese mismo año un tal Leonardo da Vinci también
regresa a Florencia llamado por Soderini.
-
¿De dónde venía?
-
De servir a César Borgia como ingeniero militar.-
le comento pausadamente para que vaya enlazando datos.
-
¡Madre mía¡
-
Leonardo no vino sólo, sino acompañado de un tal
Alessandro degli Albizzi y del padre de Benvenuto Cellini, ingeniero militar.-
completo el sequito.-
-
Exactamente qué venían de hacer.- me pregunta Molly
con intriga.
-
Habían acampado ante la ciudad de Pisa con la idea
de incomunicar la ciudad.
-
¿Lo consiguieron?
-
¡Naturalmente¡.- respondo.- Idearon un sistema que
desvió el cauce del río Arno y con ello incomunicaron Pisa del mar.- zanjo el asunto
de la ausencia.- el caso es que Soderini le propone pintar la sala del Gran
Consejo para celebrar la victoria de Anghiari. Pero Leonardo estaba muy triste
porque su padre había muerto recientemente. Esta depresión, le condujo a
enfrentamientos con Soderini y el artista decidió marcharse a Milán en 1506.
-
Entonces ¿dejó el encargo?
-
¡En absoluto¡.- respondo tajante.- cierto es que
Leonardo no era muy constante en sus trabajos y necesitaba estar con varios
proyectos a la vez, y mientras pintaba la batalla de Anghiari, aceptó pintar
algunos retratos, entre ellos el de Ginevra de Benci, esposa de un Luigi
Niccoloni, hoy en la Galería Liechtenstein, de Viena. El otro, el de una dama
florentina que el caballero Cassiano del Pozo propuso, por primera vez, identificada
como Elisa Ghirardini, o Mauna Lisa (Mona, diminutivo de Madonna, señora).
-
¡Vaya tela¡ era la Gioconda.- salta Molly.-
-
Podríamos preguntarnos ¿Quién era esta florentina
enlutada, de suave sonrisa, mirada ausente y nostálgica, que nos contempla desde
su silla cuando visitamos el Museo del Louvre delante de una presa de agua, a
punto de romperse como fondo? – extraigo mi iphone. Localizo la obra en
internet y leo en voz alta para que Molly me oiga.- Si me atengo a lo que leí
de Vasari en su obra “Vidas de artistas célebres”, (leo textual) Hija de un tal
Antón Maria di Naldo Gherozrdlni, habitante de Florencia en el barrio del
Sancto Spirito. Nacida en 1479, se había casado en 1491 con Francesco di
Bartolomeo di Zanobi del Glocondo, y era para él su tercera esposa. Cuenta
también Vasari que el artista trabajó en el retrato durante cuatro años.- me
detengo para hacer un comentario.- Supongo que porque estaba en Milán y no en
Florencia.- le digo y continuo con la lectura.-
y que alquilaba un grupo de músicos para distraer a la dama durante las
largas sesiones de pose. «Monna Lisa —dice Vasari— era extremadamente bella, y
cuando Leonardo pintaba su cuadro tuvo la idea de mantener siempre a su lado a
alguien que tocara algún instrumento musical, cantara o contase historias
amables, para que se mantuviera satisfecha y su cara no se tornara melancólica
como suele suceder a algunos artistas con sus retratados.
-
Tienes razón, en la Gioconda, la placidez y la
dulce sonrisa es espectacular.- me confirma Molly.
-
Dicen que hasta se nota el latido de la arteria
carótida en el cuello.- le aporto.- lo curioso es que existen otras teorías
acerca del motivo del encargo. Así por ejemplo que pidió que la pintara
Giuliano de Médicis.
-
¡Vaya¡ y añades otro gran grupo intrigante de
aquella época.- me confirma Molly que empieza a percatarse de las coincidencias
con nuestro manuscrito.
-
Fíjate bien ahora pues el testimonio más próximo lo
tenemos en Antonio de Beatis, canónigo de Amalfi, que acompañó al cardenal de
Aragón cuando éste visitó a Leonardo en Amboise, en 1517.
-
¿El cardenal Aragón?.- se extraña Molly.- pero ¿no
era el mecenas del convento de las capuchinas de Toledo, en donde naciste y en
donde descubriste un Greco?
-
¡En efecto querida¡ .- le ratifico.- y aún hay más.
-
¿Más?
-
Según el secretario del cardenal, éste enseñó a
Leonardo una figura de San Juan Bautista, una Virgen con Santa Ana y el Niño
sentado en sus rodillas, que dicen le inspiraron en varios cuadros.
-
¿Quién era este Giuliano de Médicis?
-
Era hijo adoptivo de Lorenzo el Magnífico y del que
se dice que era muy aficionado a las matemáticas y a las mujeres. Casado con
Filiberta de Saboya.
-
Según te he entendido, no hay un cuadro, sino dos.-
me detiene en seco para que le responda.
-
Vas entendiendo querida.- le digo.- pero aguanta y
deja que te introduzca en este siglo y en este robo, que puede servirnos mucho
de inspiración para resolver nuestro enigma de Voynich.
-
¡Madre mía¡ tengo los pelos de punta.- me confiesa.
-
Entremos a tomar un café en el Starbucks y
continúo.- le propongo y ella acepta asintiendo con la cabeza.
Así lo hacemos. Yo pido lo de siempre, un caffé
latte con vainilla y ella un capuchino mediano. Elegimos una mesa con butacas
en lugar de sillas al lado del escaparte y continuamos.
-
Efectivamente había un retrato en posesión de
Leonardo que desaparece y se sustituye precisamente por la Gioconda. Pero ¿cuál
era ese primer retrato?. – planteo el interrogante mientras Molly se aferra con
ambas manos a su vaso de cartón.- los inventarios reales tenían registrado un
retrato de una cortesana con velo de gasa. Y en su libro Vasari cuenta que...el
el retrato del Louvre no es el de la amiga de Giuliano de Médicis como dice
Leonardo, no se ve por qué sería el de la Gioconda, (el del Giocondo), ya que la
única prueba es precisamente ésto.
-
¿El qué?.- me pregunta ansiosa Molly.
-
Precisamente la afirmación de Vasari.- respondo
tajante.- el problema es que Vasari jamás vio el retrato personalmente.
-
¡Ufff¡
-
La afirmación de Vasari es que certifica sin ver,
que la Mona Lisa está en posesión del rey de Francia y que Lomazzo, el
admirador de Leonardo, vio también en Fontainebleau antes de 1584.
-
¡Madre mía qué lío¡.- suspira Molly dejándose caer
en la silla hacia atrás.- Dicho de otra manera, que no se sabe a ciencia cierta
si la Mona Lisa es la verdadera Gioconda ¿no?
-
Y tampoco se sabe quién la encargó. Pero aún puede
haber otra tercera alternativa.- le digo atrayendo de nuevo su atención.
-
¿Mááásssss?.- exclama incorporándose de un salto y
dejándose caer de nuevo en la silla.
-
Hubo un señor llamado Antonio Venturí que fue el
que identificó a la Gioconda con una mujer que vivió en realidad llamada
Constanza de Ávalos, duquesa de Francavilla.
-
¿Sabes algo de ella?
-
Fue una pieza importante en Ischia, pues la
defendió contra Francia al lado de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran
Capitán cuando peleaba en Nápoles.
-
¿Qué tiene que ver esta señora en este mejunje y
por qué se la identifica?.- me pregunta poniendo cara de mohína e incrédula.
-
Según el poeta Enea Irpino de Parma, Leonardo se
habría inspirado en ella no solo para el cuadro, sino para unos versos.
-
¡Ahhh, l’amour¡.- exclama Molly.
-
Leonardo habría pintado a la duquesa durante su
estancia en Roma en el año 1502, pero con un velo negro.
-
¡Ufff¡ o era el primer cuadro, o un boceto del
segundo.- exclama ella.
-
Según los amanuenses de Francisco I, inventarían un
cuadro similar que Leonardo llevaba consigo cuando pasó lo Alpes para
instalarse en la exquisita mansión del castillo de Cloux, cerca de Amboise,
llamado por Francisco I. Al rey le encantó el cuadro y se lo compró por cuatro
mil escudos de oro.
-
De donde se deduce que le pertenece a Francia desde
entonces.- remata Molly con un suspiro de alivio.- ¡Oye¡.- exclama de repente.-
pero no me has hablado del robo.
-
Sea como fuere, la Gioconda podría ser la esposa de
Francesco di Bartolomeo, la misteriosa amiga de Giuliano de Médicis o Constanza
de Ávalos, pero su enigma y lo que quiere decirnos con esa presa de agua a
punto de reventar detrás de ella seguirá siendo un misterio.- le zanjo.
-
¡O sea¡ que como siempre haces, me dejas sin saber
nada del robo.- protesta Molly.
-
¡Vámonos al despacho y mañana te seguiré contando
lo del robo mientras medito si es algo similar a lo que creo que ha ocurrido
con nuestro manuscrito Voynich.- le digo levantándome y ayudándole a ponerse el
abrigo.
Debo
dar una contestación a lo que se pregunta o se propone, pero siempre que
respondo a algo, siento dentro de mí un cierto grado de frustración,
fracaso, pérdida, desgracia y desengaño a pesar de que la contestación sea
correcta. Siento como si se violara mi intimidad y esto ocurre muy
frecuentemente, pues hay que contestar a quien llama, del mismo modo que hay que
hacerlo con viveza oponiéndose a una cosa cuando se replica algo. Contestar es
satisfacer a lo que se pregunta, pero esa satisfacción es para el que formuló
la pregunta y no para el que contesta, pues uno gana y otro pierde algo.
Correspondo con una acción, a la acción de otra persona; máxime si ésta se ha
volcado en atenciones conmigo. Dicen que es por educación y yo más bien creo
que es por equilibrio de la naturaleza, pues le debo algo y si tiene esa cosa
el efecto que se desea, entonces se garantiza el funcionamiento, o la calidad
de una cosa, o de una persona, pero a partir de ese momento, haciéndose
responsable de ella. Si la respuesta es errónea, entonces el compromiso de
endeudamiento con el ignorante preguntón aumenta proporcionalmente con las
consecuencias y me obliga a la pena y resarcimiento correspondiente al daño causado.
¿Cuál? Pues ¡Responder¡… ¡Ufff, vaya cuestión tan simple de pronunciar¡ este
verbo transitivo-intransitivo emite un sonido como respuesta al emitido por
otro que compromete a una persona su palabra o prestigio. Decía José López de
la Huerta «Contestar es corresponder a lo que se dice o se escribe, haciendo
ver que se ha oído o se ha leído, se ha escuchado, o se ha entendido. Responder
es satisfacer a las preguntas que se hacen. No sólo no me ha respondido a las
preguntas que le hice, pero ni aún me ha contestado.» ¡Responder¡… ¡Ufff, vaya
cuestión¡ Regresamos al despacho. Llegamos. Colgamos los abrigos en el perchero y nos enfrascamos de nuevo
con el tema, yo plantándome ante las dos pizarras y ella ante el ordenador y
navegando por internet en busca de más datos.
-
Unas
veces se gana y otras se pierde, pero esta vez no estoy dispuesto a perder.-
digo en voz alta a modo de arenga propia.
-
En
este caso podemos aplicar aquello que recomienda “Tienes que ganar la confianza
de aquellos quienes te hicieron daño para que con el tiempo les venzas”.- me
sigue Molly consciente de que debemos acostumbrarnos al manejo de estas
fotografías antes de conseguir resolver su contenido.
-
La
investigación se convierte en un batalla contra los malos y contra los hechos.-
continuo arengándome.- necesitamos de un ejército de instrumentos que descubran
los detalles.
-
Todo
aquel que no entienda la necesidad de un ejército que se pregunte primero por
qué existe la policía.- me anima Molly desde su mesa y desde detrás de la
pantalla del ordenador.
-
Decía
Maese mercader “He leído en mi vida para aprender mucho y ahora que sé tanto,
escribo para olvidar lo más posible”.- sentencio.- ¿Podría ser ésta la clave
del manuscrito? ¿te imaginas la mente del autor teniendo que ocultar lo
importante y explicar cien mil veces lo obvio?.- pregunto en voz alta a Molly
que me mira en silencio.- si yo fuese el autor del libro lo encriptaría pero
haciéndolo muy obvio. ¡Como para tontos¡.- remato.- y eso es lo que creo que ha
ocurrido. Debemos retrotraernos a la mentalidad de una persona muy inteligente
que estuviera al servicio de alguien poderoso, con la necesidad de ocultar algo
pero teniendo que dejarlo a la vista.
-
¡Claro¡.-
salta Molly.- ¿Qué mejor manera de ocultar algo que exponerlo públicamente?.
-
Hagamos
un pequeño resumen de lo que sabemos hasta ahora.- propongo.- Wilfrid Voynich
nace en 1865 y muere en 1930. Adquirió el manuscrito en 1912. Fecha importante
para la historia de la humanidad pero dudo que tenga sentido seguir esa pista.-
comento y descartamos esa vía.-
-
La
mayor parte de los comentaristas atribuyen a Roger Bacon su autoría.- aporta
Molly leyendo la pantalla.
-
¡Qué
barbaridad¡ .- exclamo.- Roger Bacon
nació en 1214 y murió en 1294.- no pudo haber escrito el libro, pues
según el carbono 14 es del 1500. ¿Por qué lo dicen?
-
Porque
según parece, el manuscrito presenta notables parecidos con una obra del autor
inglés Anthony Ascham, "A Little Herbal" (Un pequeño herbario),
publicada en 1550.
-
¡Ok¡,
ya entiendo. La propuesta es que lo escribió pero no lo publicó.- me quedo
pensativo.
-
Los
primeros propietarios teóricos del manuscrito habrían sido Rodolfo II de
Bohemia (1552-1612) (nieto de Carlos I de España) y Jacobus Horcicky de
Tepenecz (que lo habría poseído entre 1612 y 1622), quien a su vez se lo habría
pasado a Georgius Barschius (quien en teoría lo habría tenido entre
1622-1665).- sigue Molly leyendo en internet (lee Wickipedia).- De este último
personaje no se tienen noticias más que por unas cartas que posiblemente
escribió Johannes Marcus Marci (poseedor del libro en 1665), dirigidas a
Athanasius Kircher. Quizá emulando al orientalista Andreas Mueller, que había
conseguido estafar a Kircher con un texto fraudulento, y con la colaboración de
Raphael Missowsky, habría escrito el manuscrito y creado toda la representación
anterior. Permanecería en manos de Athanasius Kircher desde 1665 hasta 1680,
sin que pudiera descifrarlo, pasando a la biblioteca del Collegio Romano (actualmente
la Universidad Pontificia Gregoriana) hasta 1912, momento en el que lo
compraría Wilfrid M. Voynich (entre 1912 y 1930) para pasar posteriormente a su
viuda, Ethel Boole Voynich (entre 1930 y 1961), a Hans Peter Kraus (entre 1961
y 1969), el cual lo cedió a la Universidad de Yale.- Molly detiene la lectura,
hace un silencio y levanta la vista por encima de la pantalla para observar
cómo voy añadiendo datos a las pizarras con los que ella aporta y añade datos
que son más significativos.- ¡Escucha esto que parece interesante Fico¡.- lee
directamente de la pantalla.- La carta, adjunta al manuscrito, de Marci a
Kircher de 1665, dice que, según su último amigo Raphael Mnishovsky, el
Emperador Rodolfo II de Bohemia nacido en 1552 y muerto en 1612, habría
comprado el libro por 600 ducados (unos miles de dólares en moneda
contemporánea). Según la carta, Rodolfo (o tal vez Raphael) creían que el autor
era el fraile y polígrafo franciscano Roger Bacon.
-
No
dejan de ser conjeturas entre unos y otros para revalorizar el manuscrito.- le
respondo.
-
Puede
que tengas razón porque según parece no estaban todos de acuerdo. ¡Escucha¡.-
dice Molly mientras continua la lectura de internet.- A pesar de que Marci dijo
que "no opinaba" acerca de la anterior afirmación, Voynich la tomó
bastante en serio e hizo todo lo posible por confirmarla. Su convicción influyó
poderosamente en la mayoría de los intentos de desciframiento durante los
ochenta años siguientes. Sin embargo, los estudiosos que han visto el
manuscrito y están familiarizados con la obra de Bacon han negado rotundamente
tal posibilidad. También hay que advertir que Raphael murió en 1644, y la
compra debió ocurrir antes de la abdicación de Rodolfo, en 1611.- zanja Molly.
-
Eso
nos sitúa al menos cincuenta y cinco años antes de la carta de Marci.- le
respondo en tanto voy rellenando huecos en las pizarras con datos y flechas.
Decido
descargar mi mente por unos instantes. Paseo por la habitación y jugueteo con
algunos objetos por aquí y por allí, mientras Molly recoloca los apuntes. Nos
enfrentamos a un manuscrito que en realidad bien podría ser un pictograma. Es
decir, la escritura a través de dibujos, la narración por imágenes, como las
pinturas rupestres, los jeroglíficos egipcios o las runas. Por lo que deduzco,
el autor del Voynich vio que solamente con los pictogramas no era suficiente,
por ello introduce representaciones de ideas o abstracciones con un significado
más complejo, que es lo que se denomina ideograma. Supongo que el manuscrito no
le ha dado ningún sentido religioso, como fueron muchos de primos hermanos de
este manuscrito y siguieron con los códigos sectarios que comenzaron antes de
los jeroglíficos egipcios, mayas y similares. En estos últimos se siguió esta
pista religiosa para sentar las bases de la descodificación criptográfica o del
misterio, lo que la hace ser ritualística o religiosa. No creo que siguiendo la
pista religiosa nos conduzca a algo positivo. Tampoco creo que tenga éxito
siguiendo y repitiendo lo que tantos investigadores han intentado de manera
infructuosa. Me refiero a la escritura alfabética en la que el hombre puede
abstraerse en la relación sonido-signo, es decir, fonema-grafema. ¡Claro que
después de comprobar la “Altísima” erudición en el etiquetado del arqueológico
toledano para designar los Albarelos de farmacia llamándolos sin piedad, ni
vergüenza: !!BOTE!!, creo que debería intentarlo. ¿En qué consisten los tipos
de escritura pictográfica, jeroglífica, ideográfica y alfabética? En la
escritura pictográfica, se representan los objetos gráficamente. Se traza la
figura de los objetos sobre las rocas, árboles o cueros groseramente curtidos.
En la escritura ideográfica, los autores intentan simbolizar un concepto, por
medio de la cosa que parece evocarlo más fielmente. Así por ejemplo, un disco
rodeado por rayos puede representar el sol, pero también puede referirse al
día, a la luz, o a un proceso de calentamiento alquímico. La escritura fonética
usa signos para representar sonidos, sin tener en cuenta el objeto. Cada signo
equivale a un sonido complejo; palabra o sílaba. Y en la escritura alfabética
cada signo es un sonido simple, pero también, con un número limitado de signos
se pueden obtener todas las combinaciones deseadas. Es decir, que con treinta
letras de un alfabeto se pueden escribir infinidad de epítomes, del mismo modo
que con ocho notas musicales se componen millones de melodías diferentes sin
repetirse ninguna de ella.
Molly
se ausenta un momento de la habitación. Comprendo que ha ido a refrescarse y
retorno a mis pensamientos. Me percato de la inmensa inteligencia del autor del
Voynich cuando veo que para descifrarlo, debo añadir más combinaciones de
dificultad. ¿A qué me refiero? Me refiero a las diferentes formas de escribir
que hay. Desde la diferencia entre prosa y verso, hasta los diferentes idiomas
y alfabetos, pasando por la escritura hebrea y árabe de derecha a izquierda, a
la china vertical, pero también puede tener dos variantes de derecha a
izquierda y viceversa. Otra forma de escribir es la que denominamos forma de
surco (de derecha a izquierda y luego de izquierda a derecha para la vuelta).
Lo más habitual para los occidentales es de izquierda a derecha. No fueron los
lingüistas los que dieron las pautas de las primeras traducciones, sino los
arqueólogos. ¿Cuáles? Pues los que descifraron las claves de la piedra Roseta
descubierta por Bonaparte. Dicen los libros de historia: “En el año 1800,
Napoleón Bonaparte, al frente del ejército francés, llevo la lucha a Egipto. En
un lugar llamado Rosetta, uno de los soldados descubrió una roca negra de
granito, cubierta con unas extrañas escrituras. Con este hallazgo se dio
comienzo a los estudios de los jeroglíficos egipcios. Sobre la piedra a la cual
se le dio el nombre de la Rosetta, había grabados tres párrafos de escritura.
El primero contenía jeroglíficos, el segundo escritura demótica, (más
simplificada que los jeroglíficos), el tercero estaba escrito en griego, lengua
que mucha gente culta del s. XIX podía leer…” Estas bases permitieron descifrar
hasta el más viejo de los documentos escrito sobre papiro conocido y realizado
hace cuatro mil años. ¡Todo por una feliz casualidad¡. Hoy en día nos basamos
en la frecuencia de las letras, el tamaño de las palabras y similares para
hacer una especie de transcripción literal con nuestro idioma. La verdad es que
acertamos más veces que fracasamos, a pesar de que el inglés, o el español de
hace dos mil años tenga poco que ver con el nuestro. ¡En fin c’est la vie¡
-
Dado
que el alfabeto del manuscrito Voynich no se asemeja a ningún tipo de escritura
conocida, y que el texto continúa sin ser descifrado, la única prueba práctica
de la edad y origen del libro son sus ilustraciones, en especial, los atuendos
y peinados de las figuras humanas, y algunos castillos vistos en los
diagramas.- dice Molly recordando lo que había leído en internet.- Todo es
característicamente europeo y basándose en ello, la mayoría de los expertos
fechan el libro entre1450 y 1520. Esta estimación es apoyada por otras pistas
secundarias.
-
Lástima
que no tengamos esa parte del manuscrito y solo nos haya dejado míster Smith
las fotos de botánica.- le digo.- ¿Qué
sabemos de los dueños a modo de resumen del día, Molly?
-
Que
el primer dueño confirmado del manuscrito fue un tal Georgius Barschius.
-
¡Ok¡
y ¿quién fue este tipo?
-
Según
parece fue un oscuro alquimista que vivió en Praga a comienzos del siglo XVII.
Aparentemente, Barschius se encontraba tan confundido con respecto al libro
como nos encontramos nosotros. Tras enterarse de que Athanasius Kircher, un
erudito jesuita del Collegio Romano, había descifrado y publicado un
diccionario de copto (etíope) y algunos jeroglíficos egipcios, envió una
muestra del manuscrito a Kircher en dos ocasiones, pidiéndole pistas. Su carta
a Kircher en 1639, recientemente hallada por René Zandbergen, es la mención más
antigua del manuscrito hallada hasta la fecha.
-
De
momento, solo nos da idea del perfil de personas a las que interesa este
manuscrito.- confirmo murmurando.- ¿Podría ser míster Smith uno de ellos?-
pienso para mis adentros.- ¿Qué le respondió Kircher? ¿Se sabe al menos si le
contestó y cuándo?
-
Se
desconoce si Kircher respondió al pedido, pero aparentemente se encontraba lo
suficientemente interesado como para intentar adquirir el libro, que Barschius
se negó a vender.
-
Entonces
¿cuándo pasó a sus manos?- sigo preguntando como si fuese una esponja
absorbiendo datos.-
-
Según
todos los datos que he encontrado en internet, tras la muerte de Barschius, el
manuscrito pasó a manos de su amigo Johannes Marcus Marci, en aquel entonces
rector de la Universidad Carolina de Praga, quien rápidamente lo envió a
Kircher, porque era su amigo.- responde Molly ayudándome con los datos de las
pizarras, cambiando y borrando flechas y continua leyendo.- La carta de Marci,
fechada en el 1665, se encuentra aún adjunta al manuscrito. ¡Vaya tela¡.-
exclama.- ¡Escucha esto Fico¡ en ella, le ofrece el manuscrito para su
descifrado y menciona que fue adquirido por el emperador Rodolfo II de Bohemia
por 600 ducados de oro.
-
No
cabe duda de que todos estaban dispuestos a pagar grandes cantidades de dinero
por el manuscrito.- comento.- lo que no sé es si porque sabían que contenía
algo de verdad o si solo eran especulaciones que hacían crecer la leyenda del
libro y por tanto el interés.
-
¿Estás
sugiriendo que puede tratarse de una estafa y que en realidad no dice nada?-
Pregunta Molly un tanto desconcertada y desilusionada.
-
No
descarto ninguna posibilidad.- le respondo sin quitar la vista de las
pizarras.- piensa en la conducta del ser humano y en su capacidad de estafar
haciendo una leyenda de algo que no tiene bases reales y mira el dinero que
están dispuestos a pagar alquimistas y reyes por algo que nadie en su sano
juicio compraría.
-
Visto
de ese modo puedes tener razón.- contesta ella desilusionada.
-
Solo
lo apunto como posibilidad.- le animo.- ¿Qué decía esa última carta Molly?
-
La
carta menciona luego que en la corte de Rodolfo II se creía que el autor del
manuscrito era Roger Bacon.
-
Eso
ya lo hemos tratado y descartado.- digo mientras practico un tachón en la
pizarra en esa parte.- ¿Qué más menciones al libro hay después de éso?
-
No
se encuentran menciones del libro en los dos siglos siguientes, aunque muy
probablemente lo conservaron, junto con la correspondencia de Kircher, en la
biblioteca del Collegio Romano (actualmente la Universidad Pontificia
Gregoriana).
-
¡Vaya¡.-
exclamo.- ya tardaba mucho en aparecer la iglesia. ¡Sigue¡ porque si la iglesia
lo ha tenido es que puede haber mucho de cierto en las especulaciones que dicen
del manuscrito.
-
Allí
permaneció probablemente hasta que las tropas de Víctor Manuel II de Italia
conquistaron la ciudad en 1870, anexionando los Estados Pontificios al nuevo
Estado italiano.- lee Molly emocionada por el supuesto de que haya un misterio
real en el encargo de míster Smith.
-
Si
no recuerdo mal.- digo.- por aquella época el gobierno italiano confiscó
propiedades del clero.- digo mientras me dirijo a la parte de biblioteca del
despacho a rebuscar entre mis libros y confirmar este hecho histórico.
-
No
hace falta que busques.- me dice Molly.- aquí lo confirman en internet.-
regreso a las pizarras mientras ella procede con la lectura de las diferentes
pantallas del ordenador que va encontrando.- El nuevo Gobierno italiano decidió
confiscar muchas de las propiedades de la Iglesia, incluida la biblioteca del
Collegio. De acuerdo con las investigaciones de Xavier Ceccaldi y otros, justo
después de este acontecimiento se transfirieron precipitadamente muchos de los
libros de la biblioteca de la universidad a las bibliotecas personales de su Facultad,
donde quedaban a salvo de la confiscación. La correspondencia de Kircher,
incluyendo el manuscrito, se encontraba entre estos libros.
-
¡Vaya¡.-
exclamo.- dos siglos perdido es mucho tiempo para manipularlo, quitar y
modificar hojas.
-
Vuelves
a tener razón.- apoya Molly.- muchos internautas confirman que hay páginas
arrancadas y otras parecen dibujos hechos por encima de las letras, mientras en
otras páginas ocurre que los escritos se montan encima de los dibujos.
-
¡Así
nos va a resultar imposible¡.- exclamo tirando el rotulador contra la pizarra
por la desilusión de tener que trabajar con un material falso.- ¡Bueno¡ ¿y qué
más has averiguado?
-
Lo
último es lo que ya sabíamos.- responde Molly.- Parece ser que alrededor del
año 1912 el Collegio Romano se encontraba en una situación económica precaria y
decidió vender discretamente, algunas de sus propiedades. Así fue cómo Wilfrid
Voynich adquirió treinta manuscritos, entre ellos el que nos ocupa. Treinta
años después de la muerte de Voynich, en el año 1961, su viuda vendió el libro
a otro marchante de libros antiguos, llamado H. P. Kraus. Como no pudo
encontrar un comprador, Kraus donó el manuscrito a la Universidad de Yale en
1969.-
Decidí dar por terminada esta apasionante
jornada y relajarme mirando por la ventana del despacho los tejados de
Manhattan, mientras Molly se aleja de mi vida por unas horas para descansar. Cuando
invierto en algo, cambio el orden de las cosas. Unas veces invierto tiempo,
otras dedicación y las terceras veces invierto dinero, pero siempre cambio
algo. O bien el orden establecido, o la
dirección, o la posición de algo por sus opuestos. Empleo una cantidad de
dinero en una cosa para conseguir ganancias, o empleo tiempo y esfuerzo en algo
para conseguir otro tipo de beneficios. Ahora bien, en el manuscrito que tengo
ante mis narices, además de todo lo anterior, detecto otro tipo de inversión en
algunas hojas. ¿Cuál? La denominada “transformación geométrica”, en la que se
fija un punto (O) llamado “centro de inversión” y una cantidad k ± r2
positiva o negativa llamada “potencia de inversión”, de forma que dos puntos A
y A´ se corresponden (son homólogos) si se cumple que: OA*OA´ = ± r2.
Detecto en distintas operaciones otro tipo de inversión. La que conocemos como “inversión
térmica”, o incremento anormal de la temperatura con la altura en un estrato atmosférico
que favorece la formación de nieblas y la acumulación de contaminantes. Dicho
de una manera más simple, el fenómeno por el cual la temperatura de una masa de
aire de la troposfera aumenta con la altura, aunque en el caso del manuscrito
estén referidas a un entorno más reducido y con un carácter más alquímico. Este
sustantivo femenino denominado ¡inversión¡, adquiere múltiples facetas en la
vida cotidiana y todas ellas están presentes en el Voynich, en forma de
transposición, trueque y alteración. Cierro este día diciéndole
al manuscrito: Mientras tú me ignoras, otros se
preocupan por mí. Mientras tú no me contestas, otros me escriben. ¿Sabes la
diferencia entre un perro hambriento y tú?, pues que si recoges a un perro
hambriento, lo tratas bien y le das de comer, no te morderá. Esta es la
principal diferencia entre un perro y algunas personas. Solo te digo que el día que me digas "te
quiero", no sea el mismo en el que yo diga "te quise".
CAPÍTULO 2
"Nada pesa
tanto como el corazón cuando está cansado." (Juan Zorrilla)
Recuerdo el primer día que vine a Manhattan y la
vista desde el avión. Tuve suerte porque por algún problema que desconozco, nos
obligaron a dar un par de vueltas. Esto hizo que tuviéramos la posibilidad de
contemplar la ciudad desde el aire. Disfruté tanto de las vistas diurnas que
por la noche alquilé un helicóptero e hice unas pasadas por el Manhattan
nocturno. Claro que todo esto fue antes de los atentados del 11S y de las
prohibiciones de vuelos por la ciudad. Nueva York es la ciudad más famosa de
los EE.UU. y Manhattan es la parte más acreditada de Nueva York. Me imagino la
cara de los descendientes de aquellos indios que hace cuatrocientos años cambiaron
este trozo pantanoso por unas pieles (unos 24$), al ver hoy en día el patrimonio
que podrían disfrutar. Para que alguien lo comprenda mejor podría decirle que
24$ es el coste de subir a la terraza del Empire State Building. Hoy en día el
precio de esta isla está estimado supera los cincuenta mil millones de dólares
incluyendo todo. Aquí todo es caro, un simple sándwich con coca-cola sale por
otros 24$. El estacionamiento es horrorosamente caro y además está prohibido en
casi todos los lugares. Solo las personas derrochadoras pueden permitirse
conducir en Nueva York, ya que el tiempo que uno pasa en la búsqueda de un
lugar de estacionamiento a veces es igual al tiempo que se necesita para
conducir de un lado de Manhattan a otro. ¡Bueno¡ esta es la broma que me hizo
el taxista que me recogiera por primera vez en el aeropuerto cuando ya
conseguimos aterrizar. Capital financiera del mundo occidental, capital del
mundo y similares calificativos describen de manera resumida un trozo de tierra
rodeada de agua salada y dulce, llena de todos los bancos, las oficinas, las
mayores compañías de seguros y las empresas mejores del mundo apiladas a modo
de containers en los llamados apartamentos de los rascacielos. Sinceramente,
estoy convencido de que el resto del mundo trabaja por y para Manhattan, o al
menos esa fue la segunda broma de aquel chistoso taxista. El caso es que de una
manera u otra, tenía razón, pues aquí se tramita la riqueza de Occidente.
Manhattan tiene museos, teatros, restaurantes, salas de espectáculos y
sobretodo rascacielos. Pero no son unos rascacielos cualesquiera, son verdaderos
homenajes a la arquitectura moderna y a lo que el dinero es capaz de pagar.