jueves, 11 de septiembre de 2014

Diario


Querido diario tú que lo sabes todo dime: ¿Estaban en lo cierto Penteo y Eurípides en “Las bacantes” cuando perseguían y atacaban a los que usaban el vino para perder la timidez y adorar a Baco? Personalmente he creído que el que se sirve de venenos es un cobarde y el que se sirve de drogas para sí mismo es una mente débil. Desde siempre el acomplejado de turno ha intentado desarrollar drogas, filtros, conjuras y fármacos capaces de generar excitación sexual. Creo más en el factor sugestivo y placebo de esas drogas que en la mayoría de las ocasiones afectan al sistema vasodilatador y a los efectos hipnótico-sedantes que a una real excitación. En mis viajes me hablaron de la escopolamina, del polvo de cantárida y del nitrito de amilo. El primero casi hace perder el conocimiento y la victima no recuerda nada. El segundo produce una sensación de ardor en la zona de la pelvis y el tercero es un potente vasodilatador. Nadie habla a esos ignorantes venidos a aprendices de alquimistas del sexo; que el primero provoca efectos irreversibles en el cerebro, que la segunda dificultades permanentes de erección, hasta úlcera de estómago, diarreas e incluso, en casos extremos, la muerte y el tercero puede ocasionar lesiones cardiacas irreversibles, si no el infarto. ¡Ufff¡ ahora que caigo en la cuenta, estos eran muchos de los síntomas y secuelas de Core, entonces ¿Serían estos productos los que el Arallu usó en ella? ¡No queda ahí el asunto¡. No puedo contarle a Core cuando despierte, que los andrógenos también se han usado como afrodisíacos; y sus síntomas me llevan a sospechar seriamente del uso habitual en esta pareja. Querido Diario, mañana continuaré como si nada, seguiré con mis sospechas e iré desgranando el misterio lo más asépticamente posible.