La libertad: Solamente podemos ser “suficientemente
libres” porque la educación es la mayor de las autodisciplinas
La ignorancia: Es una pandemia que a
medida que se expande se convierte en Norma
“Perdona querido Diario que hoy mi pluma (de
escribir) no posea la inspiración necesaria para relatarte lo acaecido. Mi
corazón está doliente pues mi Musageta se ha roto, ¡Que suenen los timbales en
Tracia!, ¡Que suenen los clarines en el Libetrion¡ ¡Que suenen las campanas en
Beocia!, ¡Que todo el mundo lo sepa¡ Mi Musageta se ha roto. ¡Que se detengan
las musaias de Ascra y Tespias¡ ¡Que las fuentes dejen de manar¡ ¡Que todo el
mundo llore¡ pues mi Musageta se ha roto. Otrora era la compañera de Apolo,
junto a él la alegría fluía entre verso y canción, ahora me acompaña la hija de
Zeus cada vez que cruzo el letrero de “todas direcciones”. Musageta se rompió intentando alcanzar el
Olimpo, para con su voz de nuevo relatar las glorias de otra victoria de los
dioses, para alegrar los festines de los inmortales y para volver a su Helicón.
Musageta era diferente a sus hermanas, ella no castigaba con crueldad a los que
la pretendían, ella no quitaba las alas a las sirenas, ni se las ponía en forma
de urraca a las Piérides. Musageta solo traía la alegría con sus danzas, con
sus giros en el aire, con tirabuzones y volteretas. Musageta se ha roto y con
ella el coro que formaba junto a Clio, Euterpe, Talia, Melpómene, Terpsícore,
Erato, Polimnia, Urania y Caliope. Perdona querido Diario que este paseante
emborrone la tinta con las lágrimas, perdona Diario que este amanuense corra
trescientos metros atrás del letrero de “todas direcciones” para acercarle a
Musageta. Otro holgado vestido y un nuevo manto para que pronto recupere su
alegría y con ella mi inspiración. ¡Que todo el mundo lo sepa¡…¡se ha roto
Musageta¡”