martes, 18 de noviembre de 2014

diálogos con Él

- ¿vas a levantarte tu sólito o me obligarás a q te levante yo? - Me dice Él
- tengo una depresión de caballo, estoy solo, nadie me quiere, no tengo dinero y los que tu elegiste me apalean.
- todo forma parte de tu formación.- me dice sonriente.
- ¿Mi formación para qué?.- protesto
- Ya lo sabrás.- responde como siempre en abstracto misterio
- ¡Siempre tan misterioso, abstracto, absurdo y... y... y...¡ ...¡Bah...¡...Inspiro profundamente diciéndome: levántate por n-ésima vez, quítate el polvo de encima y empieza de nuevo.
- ¿X q? Ya hice de todo.-Me digo y le digo.- ¿no te basta?
- Sabes q no hiciste suficiente para todo lo q permití q vieras, experimentaras y probaras. 
- solo me hiciste desgraciado, siempre me quitabas mas de lo q tenia y me dejabas solo
- debía fortalecerte para lo q te espera.- me responde rotundo.
- ¿Aun mas?
- En la tierra solo te entrenas
- Pero si nunca voy a conseguir q me lleves al cielo, me condenaste hace tiempo y tu sabes por que
- Es cierto, no vendrás al cielo
- Entonces por que no me dejaste sin nacer? Total, la probabilidad de q naciera era casi la nada 1/10 elevado a 2.600.000
- Porque te quiero en mi ejercito
- ¿En tu ejercito? 
- Si
- Sigo sin entender.- le respondo incrédulo
- Vas a pelear a mi lado y defenderás el cielo pero no se pelea alli
- Vaya! Ya entiendo. Al infierno pero a pelear alli
- Ademas aun no te toca venir
- ¿X q tengo dudas y mi cuerpo ya se debilita? Pues eso puede ser porque te has pasado no crees?.- protesto
- No. X q aun te falta por escribir muchas cosas
- Ya tengo 42 libros.- reprocho
-Pero no tu verdadera historia de amor. Y solo dejaste la mitad de lo q viste, y a pocos dejé q vieran
- Si encima seré un privilegiado ¿no te fastidia?
- Tu cuerpo esta débil pero tu espíritu es mas fuerte
- ¿No tienes miedo a q cuando baje al infierno mis instintos me pasen al otro bando?

- Siempre tendrás libre elección
- ¿Por qué no me lo cuentas de una vez clarito? ¿Por qué no contaste conmigo desde el principio?
- porque entonces serias fuerte de cuerpo y débil de espíritu.
- ¡Quien te entienda que te compre¡.- le reprocho al tiempo que acepto seguir intentándolo sin mucho convencimiento.