jueves, 18 de septiembre de 2014

Diario ¿Un amor verdadero? O ¿un amor imposible?

Diario


Querido Diario, me gustaría que me discernieras la duda que tengo. ¿Mi relación con Core qué es? ¿Un amor verdadero? O ¿un amor imposible? No me considero ningún soñador que basa su vida en amores inalcanzables de actrices con las que me separan miles de kilómetros. Reconozco no obstante que algunas mujeres de la lejanía han inspirado deseos y poesías en mí. Dime Diario, ¿la vida es una especie de puzzle en el que cada pieza es uno de esos amores que he tenido? Pero si dicen que la base de la vida es el amor, ¿a qué amor hacen referencia? ¿A los amores posibles o a los imposibles? ¿A los amores verdaderos o a los fingidos? ¿A los amores gratuitos o a los pagados? Schopenhauer dijo que “El amor es el fin último de casi todo esfuerzo humano”. Siempre digo que “No pidas…no te lo vayan a conceder” por eso pedí el amor de Core y me lo concedieron, quizás deba completar la frase añadiéndole algún calificativo más para no dejar tan abierta la cuestión. En mis viajes conocí a actrices que son admiradas y deseadas por miles de hombres y puedo decirte sin temor a equivocarme que la cercanía descubre las imperfecciones de lo que, visto de lejos, parecía perfecto. Alguien dijo “Lo imposible, aunque lo pueda ser, no es conquistar el objeto amado, sino conseguir que, una vez conquistado, resista, que siga siendo hermoso y deseado”. Core y yo tenemos un amor apasionado, que surge de la espontaneidad pero que a estas alturas no puede ni debe fundirse en la creación de una nueva vida. Sin embargo ese aspecto que debería añadir libertad a la relación, nos encadena y aleja. Busqué a Core en infinidad de lechos y cuando la volví a encontrar me di cuenta de la cantidad de sucedáneos que tomé, hasta que conformándome con uno de ellos me encarcelé en una relación de continuos reproches e incomunicación. Querido Diario, supongo que bien podrías añadir a mis apellidos el calificativo de “casanovista” por haber buscado incesantemente el placer en cuerpos diferentes y embarcarme en aventuras como lo hacía en las rutas comerciales en una sintonía deseo-satisfacción.