jueves, 16 de octubre de 2014

¿Cómo empleas el tiempo con los que te rodean?


Cuando decimos que un Líder debe tener la capacidad de manejar los tiempos, tendemos a hablar sobre la importancia que tiene el saber organizarse y organizar a los demás, saber priorizar para separar lo importante de lo que no lo es tanto y sobre todas las cosas, hacer que el tiempo juegue a nuestro favor sabiendo que conforme seamos capaces de distribuirlo, tendremos unos u otros resultados.
Hasta aquí todo correcto. Sin embargo, en éste artículo, me gustaría hablar sobre otro concepto del manejo de los tiempos, y es el que hace referencia a las personas que componen nuestros equipos, a nuestros colaboradores, a las personas que debemos liderar. Y no me refiero a como le distribuimos su tiempo, sino como manejamos los tiempos respecto al desarrollo de su talento y su crecimiento. En definitiva, como somos capaces de tratar individualmente a cada uno de nuestros colaboradores, sabiendo que cada persona es única e irrepetible y que, por lo tanto, debe ser tratada de manera individual.
El manejo del tiempo es muy complejo, ya que nos genera muchas dudas de como utilizarlo y en que momentos ir deprisa, o por el contrario, ir despacio. Vamos a ver algunos ejemplos que tal vez todos hayamos vivido o que conozcamos y que nos harán ver la importancia que este concepto tiene en el mundo del Liderazgo.

Cuando perdemos la confianza en un colaborador. El postergar los tiempos en muchos aspectos nos genera grandes perjuicios por no tomar decisiones en el momento oportuno, pensando que las cosas pueden cambiar, aunque en ocasiones el gestionar un tema con rapidez respecto a alguien nos da a nosotros mismos la posibilidad de reaccionar a tiempo. El no manejar los tiempos correctamente con una persona puede hacer que un problema se "enquiste" y después la solución sea mucho más complicada y en ocasiones traumática, ya que finalmente tomamos una decisión tardía, que sería la que ya sabíamos que debíamos tomar desde un principio, lo que nos conlleva a empezar de "cero", con las dificultades que eso entraña. Esto suele pasarnos cuando nos encontramos con colaboradores que no dan todo lo que necesitamos. Podemos preguntarnos si nosotros podíamos haber hecho más por ellos, pero el no haber manejado los tiempos con precisión puede volverse en nuestra contra.
"Un líder toma decisiones, y aunque en ocasiones no sean populares o cómodas, no significa que no deba hacerlo".

Nuestra propia "no organización" puede hacer que buscar un nuevo perfil para sustituir a una persona no nos sea posible, ya que seguramente estemos atendiendo tareas que no deberíamos hacer, por lo que nos conformamos con lo que tenemos en lugar de buscar alguien mejor. Aquí claramente el manejo del tiempo nos está generando una problema en el largo plazo.

Cuando tenemos colaboradores con potencial de crecimiento. Muchas veces nos encontramos con la dificultad de que no esté en nuestras manos la capacidad de desarrollo de una persona, ya que no tenemos la influencia sobre las tomas de decisión en las personas que si tienen dicha capacidad de decisión. ¿Como manejar los tiempos aquí para que un talento en desarrollo y con potencial que quiere avanzar y que tiene todas las cualidades para ello no se desmotive y en lugar de seguir creciendo se estanque en la rutina?. Llegado este punto lo mejor es ¡¡tenerles ocupados!!. Este tipo de colaboradores no pueden "pensar", y cuando digo pensar me refiero a tener tiempo de tener la mente en otro sitio. Debemos ser capaces de aprovechar sus virtudes para beneficio suyo, y por consiguiente, nuestro. Hay que darles nuevas responsabilidades en tareas en las que ellos mismos piensen, y sea verdad, que pueden seguir mejorando.
¿Qué pecado cometemos como líderes en algunas ocasiones?. Tratar a todo el mundo por igual, y el "café para todos" no siempre debe ser una máxima, porque además, en ocasiones, y casi siempre, lo que hacemos es igualar por abajo, en lugar de intentar igualar por arriba, y todo ello por no herir sensibilidades.

Cuando entra una persona nueva en la Organización. Debemos saber el tiempo que le dedicaremos a su integración y a su formación antes de dejarle "sólo ante el peligro". Si no lo hacemos correctamente puede que perdamos un gran talento, ya que las personas cuando no se sienten integradas y desconocen lo que tienen que hacer, parecen peores de lo que son. Pero la culpa no es suya, sino nuestra como Líderes, por no haber sabido manejar bien los tiempos.

Otro ejemplo también sería cuando tenemos una urgencia en el corto plazo. Aquí también es importante manejar bien los tiempos, ya que tal vez sea más eficaz diseñar una estrategia en la que hasta que encontremos la persona adecuada o formemos a alguien con nivel para ese puesto, podamos ocuparnos entre todos de cubrir ese hueco. Para eso también sirven los colaboradores con potencial, ya que en la mayoría de ocasiones pueden hacerse cargo de esa tarea. Muchas veces se termina promocionando rápidamente a alguien que por no haberlo madurado bastante le hacemos, y digo bien, le hacemos fracasar.

Podemos seguir poniendo ejemplos, aunque seguro que a vosotros se os ocurren muchos más. Lo cierto es que el manejo de los tiempos es un arte fascinante y complicado, porque nos obliga a conocer a la perfección a cada uno de nuestros colaboradores, sus necesidades, nuestras necesidades, y sobre todo la cadencia con la que debemos tratar a cada uno de ellos.
Eso si, para manejar los tiempos de los demás, debemos asegurarnos que manejamos bien los nuestros, y que no estamos perdiendo nuestro tiempo resolviendo asuntos menores que lo único que nos puede reportar es no dedicar el tiempo y la atención necesaria para manejar las "manecillas" del talento que cada uno de nuestros colaboradores lleva dentro.



José Lorenzo Moreno López http://liderandoeltalento.blogspot.com.es/