martes, 14 de octubre de 2014

¿Qué es el amor verdadero pero imposible al mismo tiempo?



25 de Marzo

Estaba en la terraza de un bar de mi ciudad, pensando en nuestro cruel destino. ¿Qué es el amor verdadero? Había encontrado definiciones, citas y mensajes por doquier sin que ninguno satisficiera mi necesidad. En mis manos tenía la obra titulada “Notre coeur” de Maupassant, en la que definía el amor  como “una palabra breve, pero lo contiene todo: significa el cuerpo, el alma, la vida, el ser completo. Le sentimos como sentimos el calor de la sangre, le respiramos como respiramos el aire, le llevamos en nosotros como llevamos nuestros pensamientos. Para nosotros no existe nada más. No es una palabra; es un estado inefable expresado con cuatro letras…

Me perseguía una y otra vez el mal pensamiento que no alcanzaba a comprender de ¿por qué Core, había sucumbido a aquel tipo, en lugar de a mí, hace veinte años? Tan solo hallaba explicación en aquello que Ovidio decía “Haec quoque, quan potreéis credere nolle, vollet” (“Aquella misma de la cual tu podras creer que no quiere, querrá”). El amor va siempre unido a términos tan opuestos como dolor, satisfacción y felicidad. Todas las religiones se ven exaltadas por “la ofrenda” de ese dolor y ese sufrimiento por el amor que sienten. ¿Estaría Core ofreciéndome su dolor como indicio de su amor?. ¡Ufff¡ mi cabeza era una coctelera de ideas contrarias que no aclaraban mi relación y menos mi futuro.

Por la mañana temprano recibí la llamada de rutina de Core. Hablamos un par de horas. Al colgar el teléfono, me imaginé por lo que había estado pasando esa noche. Imaginé a Core mirándose en el único espejo de su casa admitiendo que el tiempo concluyó. Que las canas empezaban a cubrir su cabeza, que las arrugas comenzaban a marcar surcos profundos en sus manos. Comprendió que su tercer tren había pasado. Que tan solo un año más tarde tenía la última oportunidad. Porque esperar otros veinte años…Aunque el futuro nos uniera por fin, tan solo ofreceríamos al otro, el comienzo de un futuro con dos cuerpos decrépitos y babeantes. Cuestiones inaceptables para ellos. Incapaces de borrar los recuerdos de dos cuerpos fogosos, robustos y ágiles que veinte años atrás poseían su primer tren. Que cuatro años después desaprovecharon el segundo de los trenes y hoy habían enterrado el tercero de ellos.

Pagué la cuenta y caminé una vez más por aquellas calles toledanas. Estaba harto de pasear en soledad, me preguntaba si mi tiempo de separación de ella, ¿estaría dando a su fin, claramente?, Me había dado tiempo a reflexionar, a disfrutar y a veces casi a llorar, viendo y comprobando día a día que por mucho que estudiara en mi vida, por mucho que trabajara y disfrutara, seguía siendo un ignorante y que aún no había empezado a aprender las cosas de este mundo. Ahora habiendo absorbido tantos conocimientos estaba en la situación de ser consciente que me quedaba más por aprender, aún no comprendía al ser humano ni comprendía el por qué de tantas cosas, de tantas muertes, de tanto sufrimiento. Me detuve ante un escaparate de un restaurante mirándome en el reflejo y viendo a un viejo que necesitaba otras dos vidas para ver y aprender lo que me quedaba y ya restaba poco de esta vida ¿A quién quería engañar? Ya no me quedaban otros veinte años sin ella. Me daban pena los minutos perdidos en tonterías que ahora ya no tenía. Eso era precisamente lo que necesitaba para animarme y olvidar que en una sola vida no se tiene tiempo de aprender todo el conocimiento de la tierra y mucho menos llegar a comprender el ¿Por qué? de tantas cosas, ¡que debieron ser realidad¡ o ¿quizás no?. Ahora me esperaba un nuevo futuro. O ¿quizás no?. Ella me preguntó esa mañana que ¿si sería capaz de esperarla?. La contestación a su pregunta se la envié por correo electrónico, para que quedara constancia por escrito de mi estado y de mis sentimientos antes de vernos al día siguiente, periodo en el que los respectivos compromisos nos mantuvieron alejados.

Carta

Querida, amada, ex de muchas cosas y futuro de lo que quieras. La verdad es que parece casi ridículo que a estas alturas no sepa cómo dirigirme a ti, ni siquiera como presentarte a alguien. Eres mi amante hoy y mañana no. Eres mi pareja ayer y hoy no. Eres mi futura mujer ayer y hoy no; y quizás mañana tampoco lo sé. Seguro estoy que eres mi amiga y estás a mi lado cuando el resto no te necesita. El otro día me preguntabas que, ¿qué era lo que yo quería? y sigo diciéndote que estoy aquí, que estoy allí o que estoy donde quieras. Que te quiero y te deseo. Que te he dicho “si” a tu pregunta de casarnos. Que esta situación de goma elástica a la que me sometes no es compatible con el deseo de estabilidad que prometes y busco. Seguramente todo cambie cuando haya pasado este año o quizás no. Quizás me digas que si nos casamos y me dejes en el altar colgado. Quizás se cumpla todo tu "puedo prometer y prometo" y me dejes quererte de una vez.

Envidio a aquellos que han sabido abrir tu puerta, pues yo admito que hasta el momento he sido incapaz. Siempre me quedo en la calle, con una palmadita en la espalda y diciéndome "Tranquilo, espera. Eres el elegido pero aún no es el momento" Veinte años, superan la condena por asesinato, hubiese preferido haber cometido algún delito para merecerlo. Me preguntabas que, ¿qué era lo que necesitaba en mi vida? y la respuesta es sencilla, ¡Te necesito a ti¡ y estabilidad para lo que me quede de vida. Si pudiéramos dividir una simple hoja de papel y poner cada uno en cada lado lo que podemos aportar. En la mitad de la hoja que me corresponde puedo poner amor, honestidad, generosidad, entrega, soluciones y resolución. Puedo añadir defensa, abnegación, dedicación, rehabilitación, amor otra vez, cariño, mimos, romanticismo, economía, conocimiento y compañía. Es decir lo que soy, lo que tengo y mi vida. En la parte negativa aporto también, un cuerpo algo maltratado, un carácter impulsivo para lo bueno y para lo malo, resignación que cubro llamándola paciencia, algo de egoísmo de vez en cuando, reminiscencias de mi pasado del que ya sabes casi todo. En mi defensa te comento que con un atisbo de confianza y credibilidad me crezco y creo sinergias inimaginables, pero me hundo con la economía y me crezco con las cuestiones graves.

Quiero pensar en que tras ese año que nos queda por delante, formemos una familia y nos casemos. Pero en tu lado del papel no ofreces nada, no aportas solidez, solo futuribles sin base real. Hablas de que “Tenemos un futuro” pero me dejas en la cuneta cada dos por tres. Dices que me quieres pero antepones al perro antes que a mí. Dices que eres romántica y ni siquiera el día de los enamorados estamos juntos. Necesitas tomar las riendas de tu vida y estoy de acuerdo, por ello quiero que marques la pauta que quieras que sigamos, pero cuando te dejo pasar y ser tú la jefa, te asustas.

El día a día en solitario te supera y en compañía te desorienta. Me necesitas para todo y dices que te anulas conmigo. La frase "No sé..." es tu muletilla habitual. Me pides a gritos que te ayude y cuando lo hago me aíslas. No quieres que renuncie a ti, ni tú a mí, pero me dejas siempre guardado en la caja de los juguetes del desván. Has visto con clarividencia tu mundo real, no el creado en tu imaginación, para demostrarte la diferencia entre lo que realmente me ofrecías y entre lo que decías que me ofrecías. En ese mundo de intoxicaciones y manipulaciones me es imposible fundir a mi hija, que te ha aceptado y anhela como figura materna y llevas meses sin llamarla sabiendo que ha estado enferma.


Si no afectase a terceras personas admitiría esa vida que me ofreces. Admitiría el mismo ofrecimiento del futuro que propones y cerraría los ojos ante la evidencia. Asiento finalmente tu planteamiento de olvidarnos de todo y disfrutar (como textualmente dices cien mil veces al día) y cuando lo hago resulta que tampoco te gusta y me dices que eso no es lo que quieres tampoco. Me pides que admita a tus hijos y ellos no me quieren ni ver sin siquiera conocerme. Aunque los resultados de los análisis siguen sin llegar y me pides confianza, llego a pensar en si todo era una mentira. ¿Será verdad que te has dedicado a demostrar a cada bando lo malo que es el otro? y ¿esperas de este modo unir algo? En este momento ni tú misma sabes lo que quieres. Por eso mi propuesta es admitir tu planeamiento de conocernos más día a día y disfrutar, con las vistas en ese año por delante y poner algunas miles de velas para que a nadie se le averíe su futuro, salud, perro o lo que sea. O si no plantéame alternativas y demuéstrame que al menos lo del futuro es una realidad, porque a mí se me acabaron las ideas.