25 de Marzo
Estaba en la terraza de un bar de mi ciudad,
pensando en nuestro cruel destino. ¿Qué es el amor verdadero? Había encontrado
definiciones, citas y mensajes por doquier sin que ninguno satisficiera mi
necesidad. En mis manos tenía la obra titulada “Notre coeur” de Maupassant, en
la que definía el amor como “una palabra breve, pero lo contiene todo:
significa el cuerpo, el alma, la vida, el ser completo. Le sentimos como
sentimos el calor de la sangre, le respiramos como respiramos el aire, le
llevamos en nosotros como llevamos nuestros pensamientos. Para nosotros no
existe nada más. No es una palabra; es un estado inefable expresado con cuatro
letras…”
Me perseguía una y otra vez el mal pensamiento que
no alcanzaba a comprender de ¿por qué Core, había sucumbido a aquel tipo, en
lugar de a mí, hace veinte años? Tan solo hallaba explicación en aquello que
Ovidio decía “Haec quoque, quan potreéis
credere nolle, vollet” (“Aquella
misma de la cual tu podras creer que no quiere, querrá”). El amor va
siempre unido a términos tan opuestos como dolor, satisfacción y felicidad.
Todas las religiones se ven exaltadas por “la ofrenda” de ese dolor y ese
sufrimiento por el amor que sienten. ¿Estaría Core ofreciéndome su dolor como
indicio de su amor?. ¡Ufff¡ mi cabeza era una coctelera de ideas contrarias que
no aclaraban mi relación y menos mi futuro.
Por la mañana temprano recibí la llamada de rutina
de Core. Hablamos un par de horas. Al colgar el teléfono, me imaginé por lo que
había estado pasando esa noche. Imaginé a Core mirándose en el único espejo de su casa
admitiendo que el tiempo concluyó. Que las canas empezaban a cubrir su cabeza,
que las arrugas comenzaban a marcar surcos profundos en sus manos. Comprendió
que su tercer tren había pasado. Que tan solo un año más tarde tenía la última
oportunidad. Porque esperar otros veinte años…Aunque el futuro nos uniera por
fin, tan solo ofreceríamos al otro, el comienzo de un futuro con dos cuerpos
decrépitos y babeantes. Cuestiones inaceptables para ellos. Incapaces de borrar
los recuerdos de dos cuerpos fogosos, robustos y ágiles que veinte años atrás poseían
su primer tren. Que cuatro años después desaprovecharon el segundo de los
trenes y hoy habían enterrado el tercero de ellos.
Pagué la
cuenta y caminé una vez más por aquellas calles toledanas. Estaba harto de pasear en soledad, me
preguntaba si mi tiempo de separación de ella, ¿estaría dando a su fin,
claramente?, Me había dado tiempo a reflexionar, a disfrutar y a veces casi a
llorar, viendo y comprobando día a día que por mucho que estudiara en mi vida,
por mucho que trabajara y disfrutara, seguía siendo un ignorante y que aún no
había empezado a aprender las cosas de este mundo. Ahora habiendo absorbido
tantos conocimientos estaba en la situación de ser consciente que me quedaba
más por aprender, aún no comprendía al ser humano ni comprendía el por qué de
tantas cosas, de tantas muertes, de tanto sufrimiento. Me detuve ante un
escaparate de un restaurante mirándome en el reflejo y viendo a un viejo que
necesitaba otras dos vidas para ver y aprender lo que me quedaba y ya restaba
poco de esta vida ¿A quién quería engañar? Ya no me quedaban otros veinte años
sin ella. Me daban pena los minutos perdidos en tonterías que ahora ya no
tenía. Eso era precisamente lo que necesitaba para animarme y olvidar que en
una sola vida no se tiene tiempo de aprender todo el conocimiento de la tierra
y mucho menos llegar a comprender el ¿Por qué? de tantas cosas, ¡que debieron ser realidad¡ o ¿quizás no?. Ahora
me esperaba un nuevo futuro. O ¿quizás no?. Ella me preguntó esa mañana que ¿si
sería capaz de esperarla?. La contestación a su pregunta se la envié por
correo electrónico, para que quedara constancia por escrito de mi estado y de
mis sentimientos antes de vernos al día siguiente, periodo en el que los respectivos
compromisos nos mantuvieron alejados.
Carta
Querida,
amada, ex de muchas cosas y futuro de lo que quieras. La verdad es que parece
casi ridículo que a estas alturas no sepa cómo dirigirme a ti, ni siquiera como
presentarte a alguien. Eres mi amante hoy y mañana no. Eres mi pareja ayer y
hoy no. Eres mi futura mujer ayer y hoy no; y quizás mañana tampoco lo sé. Seguro
estoy que eres mi amiga y estás a mi lado cuando el resto no te necesita. El
otro día me preguntabas que, ¿qué era lo que yo quería? y sigo diciéndote que
estoy aquí, que estoy allí o que estoy donde quieras. Que te quiero y te deseo.
Que te he dicho “si” a tu pregunta de casarnos. Que esta situación de goma
elástica a la que me sometes no es compatible con el deseo de estabilidad que
prometes y busco. Seguramente todo cambie cuando haya pasado este año o quizás
no. Quizás me digas que si nos casamos y me dejes en el altar colgado. Quizás
se cumpla todo tu "puedo prometer y prometo" y me dejes quererte de
una vez.
Envidio a
aquellos que han sabido abrir tu puerta, pues yo admito que hasta el momento he
sido incapaz. Siempre me quedo en la calle, con una palmadita en la espalda y
diciéndome "Tranquilo, espera. Eres
el elegido pero aún no es el momento" Veinte años, superan la condena
por asesinato, hubiese preferido haber cometido algún delito para merecerlo. Me
preguntabas que, ¿qué era lo que necesitaba en mi vida? y la respuesta es
sencilla, ¡Te necesito a ti¡ y estabilidad para lo que me quede de vida. Si pudiéramos
dividir una simple hoja de papel y poner cada uno en cada lado lo que podemos
aportar. En la mitad de la hoja que me corresponde puedo poner amor,
honestidad, generosidad, entrega, soluciones y resolución. Puedo añadir
defensa, abnegación, dedicación, rehabilitación, amor otra vez, cariño, mimos,
romanticismo, economía, conocimiento y compañía. Es decir lo que soy, lo que
tengo y mi vida. En la parte negativa aporto también, un cuerpo algo
maltratado, un carácter impulsivo para lo bueno y para lo malo, resignación que
cubro llamándola paciencia, algo de egoísmo de vez en cuando, reminiscencias de
mi pasado del que ya sabes casi todo. En mi defensa te comento que con un
atisbo de confianza y credibilidad me crezco y creo sinergias inimaginables, pero
me hundo con la economía y me crezco
con las cuestiones graves.
Quiero
pensar en que tras ese año que nos queda por delante, formemos una familia y
nos casemos. Pero en tu lado del papel no ofreces nada, no aportas solidez,
solo futuribles sin base real. Hablas de que “Tenemos un futuro” pero me dejas en la cuneta cada dos por tres. Dices
que me quieres pero antepones al perro antes que a mí. Dices que eres romántica
y ni siquiera el día de los enamorados estamos juntos. Necesitas tomar las
riendas de tu vida y estoy de acuerdo, por ello quiero que marques la pauta que
quieras que sigamos, pero cuando te dejo pasar y ser tú la jefa, te asustas.
El día a
día en solitario te supera y en compañía te desorienta. Me necesitas para todo
y dices que te anulas conmigo. La frase "No sé..." es tu muletilla
habitual. Me pides a gritos que te ayude y cuando lo hago me aíslas. No quieres
que renuncie a ti, ni tú a mí, pero me dejas siempre guardado en la caja de los
juguetes del desván. Has visto con clarividencia tu mundo real, no el creado en tu imaginación,
para demostrarte la diferencia entre lo que realmente me ofrecías y entre lo
que decías que me ofrecías. En ese mundo de intoxicaciones y manipulaciones me
es imposible fundir a mi hija, que te ha aceptado y anhela como figura materna
y llevas meses sin llamarla sabiendo que ha estado enferma.
Si no
afectase a terceras personas admitiría esa vida que me ofreces. Admitiría el
mismo ofrecimiento del futuro que propones y cerraría los ojos ante la evidencia. Asiento
finalmente tu planteamiento de olvidarnos de todo y disfrutar (como
textualmente dices cien mil veces al día) y cuando lo hago resulta que tampoco
te gusta y me dices que eso no es lo que quieres tampoco. Me pides que admita a
tus hijos y ellos no me quieren ni ver sin siquiera conocerme. Aunque los
resultados de los análisis siguen sin llegar y me pides confianza, llego a
pensar en si todo era una mentira. ¿Será verdad que te has dedicado a demostrar
a cada bando lo malo que es el otro? y ¿esperas de este modo unir algo? En este
momento ni tú misma sabes lo que quieres. Por eso mi propuesta es admitir tu
planeamiento de conocernos más día a día y disfrutar, con las vistas en ese año
por delante y poner algunas miles de velas para que a nadie se le averíe su
futuro, salud, perro o lo que sea. O si no plantéame alternativas y demuéstrame
que al menos lo del futuro es una realidad, porque a mí se me acabaron las
ideas.