sábado, 4 de octubre de 2014

Mi Diario “Los nuevos horizontes se abren allí”, pero ¿dónde está, “allí”?





Diario

Querido Diario, tú que conoces todas las inquietudes, si puedes ¡aconséjame¡ He llegado a la conclusión que el hecho de aceptar compromisos en mis relaciones, han experimentado que nos separen más que unirnos. Esos compromisos a los que hago referencia no son más, que renunciar a asuetos, a preferencias y a trabajos por dar gusto a aquello que siempre me han reprochado de “No estás nunca en casa”. Cuando he renunciado a ellos me he sentido coartado, pero lo he hecho porque aquella relación durase más. Nunca he encontrado a nadie con la que el equilibrio se diera y afianzara la relación. Supongo que cuando hay un amor verdadero esos compromisos pierden el sentido de “pérdida” o “daño” que nos han proporcionado a ambos, la decepción y la insatisfacción. Querido Diario, he estado cientos de veces pensando en que tengo que cambiar de vida y darme una nueva oportunidad. Quizás en otro país, quizás en otras sábanas. Pero me analizo y veo que la palabra que resume todo es “escapar”. Siempre aconsejaba a todo el que me pedía el consejo que “Los nuevos horizontes se abren allí” mientras señalaba el horizonte terrestre. Pero admito que nunca supe realmente ¿Dónde está, “allí”? Querido Diario, tú que conoces todas las inquietudes, si puedes ¡aconséjame¡ En estos meses he recuperado a Core demostrándole que era capaz de sentir el placer que ella se consideraba imposibilitada. Sin embargo, ¡Dime querido Diario¡ ¿Soy yo el que padece de anhedonia? Lo digo porque a veces me siento incapaz de experimentar el placer. A veces me siento incapaz de mostrar interés ante los estímulos placenteros. Supongo que todos estos síntomas los tengo en la actualidad, pues en el pasado y al principio con Core he sentido el placer. Querido Diario ¡dime¡ ¿Es que estoy deprimido o estoy loco, a pesar de los resultados de mis test? ¿Por eso tengo anhedonia? Querido Diario, tú que conoces todas las inquietudes, si puedes ¡aconséjame¡ ¿Sería conveniente revisar cada relación cada seis meses? Lo digo porque considero un tiempo prudencial para preguntarse ¿Seguimos o lo dejamos, cariño? De este modo se conseguirían plazos establecidos en los que da tiempo a reflexionar, mentalizarse, analizar construítivamente, prepararse para la ruptura o para el futuro sin traumas y con deseos. Dentro de esa pregunta podría suponerse implícita otra interpelación ¿Qué amo realmente? Entonces reflexionaríamos si amamos a la pareja, al hecho de la unión, a la seguridad que nos proporciona, a la comodidad de no tener que contarle la vida a otro nuevo cónyuge, a la confianza, al plan de pensiones, o a la estabilidad. Al final voy a tener que darle la razón a la hija mayor de Core a la hora de establecer secuencias mensuales en las relaciones. Querido Diario, tú que conoces todas las inquietudes, si puedes ¡aconséjame¡ en todos los lados a los que miro, siempre me aconsejan que “eche pimienta” a una relación para reactivarla. Las mismas fuentes aconsejan el uso de juguetes eróticos para dinamizar esa relación. Claro que de los consejeros, ninguno mantiene una relación estable. Lo que me proporciona dudas razonables sobre el éxito de sus consejos. Por otro lado me aconsejan el uso de juguetes y yo me pregunto, si los hombres usamos estimuladores de próstata, anillas de pene y vaginas artificiales; y las mujeres usan bolas chinas, consoladores y cremas estimulantes. Entonces ¿dónde está la relación? Querido Diario ¿No será mejor aprovechar las nueve mil terminaciones nerviosas del clítoris y las otras tantas genianas, por ejemplo, mejorando los patéticos preliminares de dos besos y una caricia con desgana?