Libro
24.- EL EMPLEO DE LA ACUPUNTURA EN LA ANESTESIA
ANIMAL
Para
más información sobre Saudeas Mihi, consulten: http://www.editorial-ledoria.com/Saudeas-Mihi.47.0.html
Para
mayor información sobre Federico Dilla Mañas pueden
consultar la siguiente página web: http://www.editorial-ledoria.com/DILLA-MANAS-Federic.90.0.html
Para
mayor información sobre VIAJES DE MAESE MERCADER
(II): EL REGRESO y el resto de libros pueden
consultar la página web:
http://www.editorial-ledoria.com/M-MERCADER-sinopsi.51.0.html#c3496
Para
más información sobre cada libro, un video de la presentación:
La obra está basada en las investigaciones de los
autores yendo dirigida tanto a estudiantes como a profesionales de la
veterinaria, del mismo modo que a todos aquellos interesados en el conocimiento
del desencadenamiento y tratamiento del dolor; demostrando su eficacia como
técnica aplicada a seres irracionales exentos del factor sugestión. En
particular la obra se especializa en el proceso de ese dolor como aplicación en
la anestesia animal, recogiendo de forma pragmática los estudios basados en el
conocimiento de los centros del dolor y de las hormonas que se liberan,
describiéndose los meridianos y puntos a estimular para tal fin, con la
aportación de nuevos mapas auriculares; comparando las técnicas orientales con
las occidentales, como objetivo final para el bienestar y salud de los
pacientes conforme al lema que rige la profesión veterinaria “higia pecoris,
salus populis”
La medicina, la veterinaria y todas aquellas
ciencias cuyo fin es la salud y el bienestar de sus pacientes son ciencias
sometidas a cambios constantes debidos a la investigación y a la experiencia de
los que las practican. Desde principios del mundo, tanto los seres humanos,
como mucho antes los animales, han sufrido dolores que les han alterado su vida
llegando incluso a ponerla en riesgo. Cuando el hombre hizo acto de presencia
en la tierra se obsesionó con atajar ese mal por cualquier medio o remedio que
se ingeniase; y de este modo, ensayo tras ensayo, dió con varios remedios que
le han proporcionado el alivio buscado. Tiempo mas tarde el hombre se percata
que ese dolor, no es de por si un mal, si no un aviso, una señal que su propio
organismo le hace como síntoma de que algo no funciona bien, dándole tiempo a
indagar sobre cual es la causa de ese síntoma molesto pero necesario que es el
dolor; descubriendo de este modo las patologías. El afán curioso o si
preferimos investigador del hombre, le hace considerar necesario atajar ese
dolor antes de intentar cualquier intervención quirúrgica que le lleve a
terminar con esa patología, cayendo en una especie de espiral antiálgica. Según
el diccionario de las Ciencias Medicas, anestesia es “la abolición de la sensibilidad”,
aplicándose ese termino para indicar la pérdida de la sensibilidad al dolor,
consiguiéndolo mediante la farmacopea tradicional occidental. El termino
“anestesia” como está definido fue aplicado por primera vez por Oliver Wendell
Holmes, en una carta escrita a su amigo Morton; sin embargo en la Grecia de 400
años antes de Cristo, Platón ya la menciona
como sinónimo de insensibilidad y Discorides en el siglo I la usa para
agrupar a todas las ausencias de sensaciones físicas. El primer dato escrito
que hace referencia a la anestesia animal se encuentra en la Eneida de
Virgilio, cuando el can que guarda la puerta del reino de Hades, Cerbero, es
drogado para permitir la
entrada. En esta obra se compara una técnica milenaria que ha
sufrido mínimos cambios y que implican mínimos cuidados, con las técnicas
anestésicas occidentales que involucran desde los controles preoperatorios de
alergias e incompatibilidades, hasta las atenciones postoperatorias, pasando
por los registros de alteraciones metabólicas, de constantes fisiológicas y
vigilancias durante la intervención, sin olvidar los riesgos que conllevan las
sobredosis, o infradosis. El enfoque del libro es poner de manifiesto el dolor
y su control sin menosprecio de ninguna de las técnicas conocidas, como
objetivo final para el bienestar y salud de los pacientes conforme al lema que
rige la profesión veterinaria “higia pecoris, salus populis”